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6. COMULGA CON LA NATURALEZA Las vistas y los sonidos del mundo natural pueden ayudarte a recuperar la energía (en inglés), según demuestran las investigaciones. Recuperamos fuerzas cuando
salimos a descansar o a hacer ejercicio al aire libre mientras contemplamos espacios verdes, árboles y un lago. Es incluso mejor si se oye el canto de los pájaros, que según los estudios
levanta el ánimo. Según Kimberly H. Breitenbecher, autora del estudio y profesora de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Kentucky del Norte, “los participantes que pasaron tiempo al
aire libre demostraron un aumento de energía, una disminución del cansancio y un mejor estado de ánimo en comparación con los participantes que pasaron tiempo en espacios cerrados”. 7.
MANTÉN ESTABLE EL NIVEL DE AZÚCAR EN SANGRE Los ascensos y descensos erráticos del azúcar en sangre pueden hacerte sentir cansado y agotado. Lamentablemente, “con la edad, el organismo tiene
más dificultad para mantener la estabilidad del nivel de azúcar en sangre”, dice Blatner. “No es necesario seguir ninguna dieta específica de bajo índice glucémico ni conocer el índice
glucémico de ningún alimento. En cambio, solo tienes que procurar consumir menos azúcar y menos granos refinados —como pan blanco y panecillos, tortillas de harina, etc.— y más alimentos
integrales, como frutas, verduras, granos enteros, frijoles, aves de corral, huevos, productos lácteos, pescado, frutos secos y semillas”. Consumir comidas equilibradas con regularidad
también estabiliza el nivel de azúcar en sangre, dice Blatner. Eso significa llenar la mitad del plato con frutas y verduras, una cuarta parte con proteínas magras y otra cuarta parte con
granos enteros o verduras con almidón, y acompañar con algo que contenga grasas saludables (frutos secos, semillas, aguacate y aceite de oliva). Además, no debes saltearte comidas. 8.
LEVÁNTATE TODOS LOS DÍAS A LA MISMA HORA Establecer un horario de sueño constante es una de las formas más importantes de evitar el letargo posterior, afirma Conroy. Levantarse cada día a la
misma hora (incluso los fines de semana) es esencial en este proceso. “Los estudios demuestran que si empiezas cada día a la misma hora, regulas tu ritmo circadiano, que es el reloj del
organismo”, explica Conroy. “Te expones a la luz cuando abres los ojos, y eso realmente ayuda a regular todos los sistemas del organismo y los niveles de energía, lo que eleva el estado de
alerta”. No te obligues a acostarte a una hora determinada, agrega. Siempre que te despiertes a la hora establecida, se creará una rutina de sueño habitual. Así que abre las cortinas y deja
que entre el sol.