Ningún alimento cura el cáncer, pero estos ayudan

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2. BRÓCOLI Hace mucho tiempo que el brócoli y sus parientes crucíferos —la coliflor, el repollo, las coles de Bruselas, la col rizada y los repollos verdes— se asocian con un menor riesgo de


cáncer. Eso se debe a una molécula que se encuentra en cada uno de estos vegetales, la cual inactiva un gen que cumple una función en una variedad de cánceres, según la AICR. El brócoli —el


vegetal crucífero de mayor consumo en Estados Unidos— tiende a llevarse la corona porque es la fuente más rica de esa molécula, llamada sulforafano. Investigaciones realizadas por un equipo


de Harvard también sugieren que el brócoli y las coles de Bruselas tienen la capacidad de suprimir tumores. Y no debemos pasar por alto el hecho de que esta familia de vegetales está


repleta de otras sustancias nutritivas que refuerzan la salud. 3. CHAMPIÑONES Cuando los investigadores en Pennsylvania State University examinaron 17 estudios sobre el cáncer publicados


entre 1966 y el 2020, hallaron que las personas que incluían champiñones en su dieta diaria tenían menor riesgo de cáncer. ¿El ingrediente secreto? La ergotioneína, un excepcional y potente


antioxidante que protege las células. Sucede que los champiñones —especialmente los hongos shiitake, los maitake, las setas ostra y las setas ostra rey— contienen más ergotioneína que


cualquier otro alimento. El estudio (en inglés), publicado en el 2021 en _Advances in Nutrition_, analizó los datos de más de 19,000 pacientes con cáncer y halló que el riesgo de cáncer de


quienes comían alrededor de un cuarto de taza de champiñones todos los días era un 45% menor que el de quienes no comían champiñones. “Los hongos tienen propiedades que pueden ayudar a que


algunas de nuestras células inmunitarias realicen su tarea en forma óptima”, explica Kennedy. “El sistema inmunitario es lo que nos ayuda a protegernos contra el cáncer”. Entretenimiento


Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > 4. NUECES Hace mucho tiempo que los investigadores del cáncer están interesados en las


nueces. Y es fácil entender por qué. Estudios realizados con animales sugieren que las nueces ralentizan el crecimiento de los cánceres de mama, próstata, colon y riñón, gracias a una


cantidad de compuestos que se cree defienden contra la enfermedad. Pero eso no significa que las nueces sean los únicos frutos secos que cumplen una función en un plan de alimentación para


prevenir el cáncer. Según investigaciones de la AICR, una revisión de nueve estudios halló que el riesgo general de cáncer de quienes comían una onza de frutos secos todos los días —eso es


alrededor de 18 medias nueces, 15 medias pacanas o 24 almendras— era un 15% menor que el de quienes no comían frutos secos. “Todos los frutos secos contienen fibra, proteína y grasas


saludables”, observa Kennedy. Pero cada uno de ellos ofrece nutrientes adicionales, por lo que es bueno mezclarlos. Por ejemplo, “las almendras contienen vitamina E, las nueces contienen


grasas omega-3, los pistachos contienen calcio, las castañas de cajú contienen selenio, que es un antioxidante importante. Y así podría seguir y seguir”. Sin embargo, es importante advertir


que los frutos secos tienen un alto contenido calórico, por lo que debes vigilar el tamaño de las porciones.