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EN CONCLUSIÓN Cuando se trata de productos lácteos, en vez de preocuparte por elegir entre enteros y bajos en grasa, ten en cuenta estas tres recomendaciones: 1. PRIORIZA LOS LÁCTEOS
FERMENTADOS No todos los lácteos son iguales. Según Mozaffarian, podría ser más beneficioso para la salud consumir lácteos fermentados, entre ellos el queso, el yogur y la leche fermentada
conocida como kéfir. Las investigaciones indican que el consumo de este tipo de lácteos reduce el riesgo de morir y de padecer enfermedades cardiovasculares, posiblemente porque estos
alimentos son también ricos en probióticos, que son bacterias beneficiosas que viven en los intestinos. Los probióticos en sí pueden mejorar el peso corporal y los niveles de glucosa e
insulina en la sangre, señala Mozaffarian. "Eso podría ayudar a explicar por qué el consumo de queso —el producto lácteo de mayor contenido graso, por lo general— se asocia también con
una notable reducción del riesgo asociado a las enfermedades coronarias y a los derrames cerebrales", afirmó. Además, los lácteos fermentados son ricos en menaquinonas, una forma de
vitamina K que también ha demostrado reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, agrega Mozaffarian. 2. CONSUME LÁCTEOS ENTEROS UNA VEZ AL DÍA, COMO MÁXIMO No hay pruebas suficientes para
recomendar los lácteos bajos en grasa frente a los enteros, dice Mozaffarian. Pero, según recalca el mismo experto, tampoco se han realizado suficientes investigaciones para afirmar de
manera contundente que los lácteos enteros son mejores. Por eso, hasta que contemos con más investigaciones al respecto, podría ser prudente seguir consumiendo lácteos total o parcialmente
descremados, pero darte el gusto de consumir un producto lácteo entero por día, recomienda Kratz. "Eso es particularmente cierto si estás tratando de bajar de peso, ya que los lácteos
enteros tienen más calorías", agrega. "Pero si te encanta cierto tipo de queso, o si quieres darte el gusto de comer un yogur entero cremoso, está bien", dice Kratz.
Simplemente consulta las etiquetas para conocer el contenido de azúcar y sodio. Por ejemplo, podrías consumir yogur natural y agregar tus propias frutas, así como sabores como canela y
vainilla. Sin embargo, Kratz aconseja evitar la mantequilla y la crema, porque —a diferencia de otros productos lácteos— no son ricas en nutrientes. 3. SI TIENES PROBLEMAS PARA DIGERIR LOS
LÁCTEOS, NO TE ESTRESES Si eres intolerante a la lactosa, Mozaffarian recomienda limitarte a los lácteos cuyo contenido de lactosa sea naturalmente más bajo, como los quesos duros y el
yogur. Además, puedes comprar leches sin lactosa o bajas en lactosa, o tomar una pastilla de lactasa de venta libre. Pero no caigas en el error de suponer que obtendrás los mismos beneficios
para la salud si evitas los lácteos y tomas suplementos de calcio y vitamina D. "Tenemos que dejar de pensar que los lácteos son solo una fuente de calcio y vitamina D", dice
Mozaffarian. Por ejemplo, en un análisis publicado en el 2019 por la revista _Advances in Nutrition_ (en inglés), en el cual se analizaron 14 estudios de adultos mayores de entre 60 y poco
más de 80 años, se determinó que el consumo de proteínas lácteas aumentó notablemente la masa muscular. Por eso es tan importante tener en cuenta que los nutrientes contenidos en los lácteos
se combinan para actuar de forma sinérgica.