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“Vamos a ver que la higiene es más importante”, señala Gary Leff, autor del influyente blog de viajes aéreos _View from the Wing _(en inglés). “Durante los climas económicos difíciles,
sabemos que las aerolíneas no realizan una limpieza profunda de sus aviones durante 18 meses para ahorrar dinero. Ahora, sin importar lo difícil de la situación, las aerolíneas tendrán que
convencer a los pasajeros de que en estos espacios reducidos en tubos de metal no hay riesgos”. Los aeropuertos también tendrán que mejorar sus procedimientos de limpieza, desinfectar los
espacios públicos con más frecuencia y disponer suficiente espacio como para que se pueda respetar el distanciamiento en las líneas. Según Leff, se seguirán usando mascarillas en las
cabinas, y en varias aerolíneas de Estados Unidos ahora son obligatorias para los tripulantes y los pasajeros. Además, “Para el personal de seguridad del aeropuerto será difícil dejar de
permitir que pasen botellas más grandes de desinfectante para manos por el puesto de control”. LOS VIAJES EN TRANSPORTE PÚBLICO La pandemia ha puesto los sistemas de transporte público en la
posición poco envidiable de desaconsejar su uso a menos que sea absolutamente necesario. Volver a usarlos con regularidad será difícil e implicará cambios en la forma en la que operan las
agencias de tránsito, en particular cuando se trata de convencer a los pasajeros de que regresen a los espacios reducidos de autobuses y vagones del metro, según David Zipper, un
investigador invitado al Taubman Center for State and Local Government de la Harvard Kennedy School. “Ahora hay muchas tecnologías que ya se están desarrollando para mejorar la seguridad,
incluso medidas como el uso de la luz ultravioleta, la reconfiguración de los autobuses para disponer más espacio entre los pasajeros y la verificación de la temperatura de los que abordan”,
señala. “Muchos pasajeros podrían apreciar el saber que se ha evaluado a la persona que está parada o sentada a su lado”. Muchos sistemas redujeron el servicio cuando disminuyó la cantidad
de pasajeros. Según Zipper, “lo peor que podría suceder” sería que esas reducciones sean permanentes, como hicieron las agencias de tránsito que limitaron su presupuesto durante la Gran
Recesión. “Una vez que sucede eso, los pasajeros cambian de planes”, señala. “Y por lo común no regresan”. LA PROTECCIÓN DE LA PRIVACIDAD Ante la ausencia de una vacuna, el uso de
aplicaciones de teléfono inteligente y tecnología Bluetooth para rastrear contactos, es decir, la capacidad de rastrear con quién se ha encontrado y posiblemente expuesto una persona
infectada, ocupa un lugar destacado entre las estrategias de contención del virus y facilitar el distanciamiento social. Se considera tan importante que los archirrivales Apple y Google
están trabajando juntos para crear y distribuir rápidamente herramientas de rastreo de contactos. Los gigantes tecnológicos sostienen que su tecnología protegerá la información personal que
los usuarios deben compartir para que funcione el rastreo de contactos, como sus antecedentes médicos y la identidad de las personas con quienes han tenido contacto. Cole no está convencido.
“No hay manera de superar esto sin perder la privacidad”, afirma. Agrega que a la mayoría de nosotros probablemente no nos importe. “La salud es lo más importante”, señala. “Si realmente
rastreamos los contactos, quiere decir que vamos a tener que decirle a alguien —el Gobierno, Google— dónde estamos y reportar con quién estamos. Cuando se trata de nuestra salud o la salud
de nuestra familia, no parece importarnos tanto”. How to Wash Your Hands the Right Way _(Haz clic en el botón de “CC” y selecciona el idioma español)._ EL LAVADO DE MANOS Gracias al
coronavirus, ahora todos sabemos cómo lavarnos bien las manos (y cuánto tiempo lleva cantar la canción de cumpleaños dos veces). Y no lo olvidaremos fácilmente, según los nuevos datos de
Bradley Corporation, un fabricante de artefactos y accesorios para baños comerciales que hace encuestas anuales sobre los hábitos del lavado de manos. Bradley hizo su última encuesta a
principios de abril para medir el efecto del coronavirus en la higiene de las manos, y confirmó que nos estamos lavando las manos con mayor frecuencia y durante más tiempo. El 78% de los
encuestados informan que se enjabonaron al menos seis veces al día, más del doble de la cantidad previa a la pandemia. El 77% cumplen con la regla de los veinte segundos, cuando antes la
mayoría se lavaba durante cinco a quince segundos. El 88% dicen que es probable que mantengan estos hábitos una vez que termine la pandemia. Ahora que según la encuesta de Bradley más de un
tercio de la población se clasifica a sí misma como “germofóbica”, anticipamos que el desinfectante para manos a base de alcohol seguirá siendo popular. Fior Markets, una empresa de
inteligencia empresarial, proyecta que el mercado de desinfectantes crecerá un 7.5% por año hasta el 2027, y grandes productores, como Unilever, aumentarán su capacidad de fabricación para
responder a la demanda causada por el coronavirus.