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En general, Lin recomienda que la gente se centre en un estilo de alimentación mediterráneo, lo que significa una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables, que se
encuentran en alimentos como pescados grasos, nueces y aceite de oliva. "Este patrón de alimentación tiene un alto contenido en nutrientes como la vitamina C, el zinc y otros
antioxidantes que, según se ha demostrado, ayudan a reducir la inflamación y a combatir las infecciones", explica. Los adultos de 65 a 79 años que siguieron una dieta mediterránea,
además de tomar un suplemento diario de 400 UI de vitamina D durante un año, mostraron pequeños aumentos en las células que combaten las enfermedades, como las células T, según un estudio
del 2018 (en inglés) en la publicación _Frontiers in Physiology._ También es importante limitar la carne, en especial los alimentos procesados y fritos, que son los que más contribuyen a la
inflamación, señala Lin. "En general, recomiendo una dieta de alimentos integrales", dice. Es más, lo más sensato es incluir en tu dieta diaria alimentos fermentados, como el
yogur, el chucrut, el miso y el kéfir, ya que ayudan a desarrollar las bacterias buenas en el intestino, lo que, a su vez, fomenta un intestino y un sistema inmunológico saludables, explica
Lin. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > PRESTA ATENCIÓN AL ESTRÉS Existe un fuerte vínculo entre la salud
inmunológica y la salud mental. "Si tienes estrés crónico o ansiedad, el cuerpo produce hormonas de estrés que suprimen el sistema inmunológico", dice Moyad. Las investigaciones
realizadas en Carnegie Mellon University han descubierto que las personas estresadas son más predispuestas a desarrollar el resfriado común. En un estudio (en inglés) publicado en las _actas
de la Academia Nacional de Ciencias, _se expuso a 276 adultos sanos al virus del resfriado y se los observó en cuarentena durante cinco días. Quienes estaban estresados tuvieron más
probabilidades de producir citoquinas, moléculas que desencadenan la inflamación, y aproximadamente el doble de probabilidades de enfermarse. Además, las personas que están estresadas son
menos propensas a prestar atención a otros hábitos saludables, como comer bien y dormir lo suficiente, lo que puede afectar la inmunidad, agrega Lin. Aunque no se puede evitar el estrés en
la vida, es posible adoptar estrategias que ayuden a controlarlo mejor. Un estudio del 2012 (en inglés) publicado en _Annals of Internal Medicine_ examinó a adultos de 50 años o más y
encontró que aquellos que seguían una rutina diaria de ejercicios o practicaban la meditación consciente eran menos propensos a enfermarse de una infección respiratoria que los sujetos de un
grupo de control, y, si se enfermaban, perdían menos días de trabajo.