Consejos para vencer el insomnio

feature-image

Play all audios:

Loading...

Este nuevo punto bajo me dejó muy cansada, incapaz de completar un solo pensamiento e irritable. Bueno, eso ni siquiera se aproxima a describir cómo estaba. Quería bajarme de esa montaña


rusa de una vez y para siempre. En una conversación con Salas habíamos repasado varias sugerencias que yo ya había escuchado, e incluso probado, antes: evitar las luces LED (o cualquier luz


azul o verde) por la noche y antes de ir a dormir, crear una rutina regular de sueño y dormir siempre a la misma hora. Sin embargo, ella mencionó algo que me llamó la atención: relajarme por


medio de la respiración y la meditación. Supongo que decir que hace falta relajarse para conciliar el sueño no suena a gran novedad, pero los investigadores están comenzando a entender las


razones por las que los ejercicios de respiración y relajación ayudan a mejorar el sueño. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento


offers > Algunas investigaciones, por ejemplo, indican que los ejercicios respiratorios pueden aumentar la variabilidad de la frecuencia cardíaca, lo que es una señal de que el corazón


bombea sangre según la necesidad del organismo y no responde al estrés (como lo haría con un ritmo robótico y parejo). Investigadores en California determinaron que la meditación de atención


plena mejoró la calidad del sueño en personas que habían reportado tener dificultad para dormir. Mientras tanto, un estudio publicado en el _Journal of Clinical Nursing_ conectó los dos


factores y demostró que los ejercicios respiratorios fueron esenciales para mejorar el sueño y la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Salas me advirtió que son necesarias muchas más


investigaciones antes de que los científicos puedan establecer una conexión clara, pero en mi cansancio desesperado me pareció que bien valía la pena probar la estrategia. Comencé con una


técnica que siempre había dado buenos resultados con mis hijos cuando eran pequeños. Se llama relajación muscular progresiva. Básicamente, uno comienza por tensar y luego relajar varias


partes del cuerpo, comenzando por los dedos de los pies y siguiendo hacia arriba, hasta llegar a la cabeza. Este método —que su creador, el doctor Edmund Jacobson, describió en un libro que


publicó en 1929— se basa en la teoría de que al calmar la mente se calma el cuerpo. Eso había sucedido con mis hijos; pocas veces llegamos a los hombros antes de que se durmieran. Cuando yo


lo probé, también fue rara la ocasión en que llegué a los hombros, pero no porque me durmiera, sino porque mi mente se había desviado hacia mi lista de cosas por hacer. Descarté entonces ese


método; a continuación encontré uno que usan los militares y que se describió por primera vez en un libro llamado _Relax and Win: Championship Performance in Whatever You Do_. Cuando leí


que me podía hacer dormir en solo 120 segundos, decidí investigar, a pesar del estrepitoso título. No vacilé cuando vi que había que practicar el método todas las noches durante seis


semanas, pero sí me resistí a tener que imaginar que estaba envuelta en una hamaca de terciopelo negro en una habitación oscura noche tras noche. ¿Cabe la palabra _claustrofobia_? POR FIN,


ALIVIO Finalmente encontré un método que no estaba respaldado por mucha investigación, pero que aparentaba ser el más promisorio para mí. Se conoce como la técnica de respiración 4-7-8, y me


pareció que sería relajante, como algo que uno podría hacer en una clase de yoga. Lo creó el médico y escritor Andrew Weil y quienes lo recomiendan afirman que te hace dormir de inmediato:


en 60 segundos.