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Es una realidad que los implantes mamarios mejoran sustancialmente la autoestima de muchas mujeres. Sin embargo, cuando llega el momento de la mamografía, son múltiples las dudas que surgen.
¿Se explotan los implantes cuando se presiona la mama? ¿Se pueden encontrar los tumores? ¿Es mayor el dolor? El aumento del busto es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes. De
acuerdo con la American Society of Plastic Surgeons, alrededor de 300 mil cirugías de este tipo se realizaron en Estados Unidos en el 2017. Un dato curioso que me gustaría compartirte es
cuándo y cómo tuvo sus inicios la cirugía de implantes de senos. En el año 1895, el cirujano alemán Vincenz Czerny implantó un tumor de grasa, procedente de la espalda baja, a una mujer para
rellenar un seno en el área donde le habían hecho una cirugía. Desde entonces hasta nuestros días, hemos visto una gran evolución en las técnicas. Hoy tenemos implantes de silicón rellenos
de solución salina, o implantes de silicón rellenos de silicón. Si tienes implantes y tienes que enfrentar una mamografía, no te preocupes. Lo importante es que el médico, el técnico y el
radiólogo estén informados de tus prótesis. La mamografía digital consiste en la toma de una radiografía desde dos perspectivas: medio lateral oblicua, es decir del centro hacia el exterior
en una proyección oblicua, y cráneo-caudal, o sea de arriba hacia abajo. Dependiendo del tipo de implante que tengas puede verse gris con un perímetro blanco cuando está relleno de solución
salina, o puede verse blanco, cuando está relleno de silicón. Para poder visualizar adecuadamente tu glándula mamaria y el resto de tus tejidos, la mamografía debe incluir un desplazamiento
de la prótesis, procedimiento conocido como técnica de _Eklund_, que implica una compresión modificada que le facilita al radiólogo obtener una mejor imagen.