Consejos para un tener un corazón sano

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Cada década, a medida que envejecemos, muchos de nosotros nos encontramos con unas cuantas libras de más. Mi situación no es diferente. Tengo 66 años y decidí que era hora de practicar lo


que predico como director del departamento de cardiología de Cleveland Clinic. Así que reduje algunas calorías y me puse a hacer ejercicios, y las libras de más desaparecieron lentamente. Es


interesante para mí la dificultad que tienen los pacientes para perder peso. Una de las cosas que tienen que hacer es mantenerse alejados de las dietas de moda. Todo verdadero creyente que


existe por ahí tiene un libro de dieta, y todos son mutuamente contradictorios. Uno te dirá que no consumas nada de grasa. El siguiente te dirá que no consumas carbohidratos. Todos se


equivocan. Ninguna de estas dietas son saludables o adecuadas para la salud cardíaca. 1. QUÉ COMER La salud del corazón es determinada por la cantidad y los tipos de alimentos que consumes.


Un estudio reciente en el _New England Journal of Medicine_ comparó una dieta baja en grasa con una dieta mediterránea. Aquellos que consumieron una dieta rica en aceite de oliva y frutos


secos tuvieron un riesgo mucho menor de enfermedades cardíacas. También: no tomes suplementos dietéticos. No hay manera de saber qué contienen (en su mayoría no están regulados), y hay poca


evidencia científica de los beneficios. Hay cierta evidencia para la vitamina D y el calcio, pero el uso generalizado de la vitamina D está fuera de control. Evita la vitamina E. Evita la


coenzima Q10. Evita el aceite de pescado; simplemente consume más pescado. 2. LAS ESTATINAS FUNCIONAN, TAMBIÉN Las estatinas son unos medicamentos extraordinarios, y han demostrado que


reducen el riesgo de ataque cardíaco y derrame cerebral en un 30 a 35%. Aquellos de nosotros que tratamos a pacientes de mayor edad quedamos horrorizados por las directrices recientes que


sugieren que no deberíamos dar estatinas a personas mayores de 75 años. Eso está mal en términos médicos. Las personas de 75 años hoy en día pueden vivir hasta los 90 o 95 años. Yo estuve a


cargo del tratamiento de mi suegro cuando él tenía 75 años, y ahora tiene 97. Tenía el colesterol alto y mucho riesgo, y le dije: "Puede que tengas 75, pero no estás muerto". A fin


de cuentas, tenemos que aconsejar a nuestros pacientes en función de sus factores de riesgo individuales.