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Banana. Amanecer. Silla. Lee esta tres palabras en voz alta y grábalas en la memoria. Si para cuando llegues al final de este artículo puedes recordarlas, habrás pasado una prueba estándar
que los médicos usan para evaluar la agudeza cerebral. Si bien la ciencia moderna ha demostrado ser excelente para diseñar pruebas de detección, evaluar y tratar una amplia variedad de
enfermedades, continúa teniendo dificultades para hallar una prueba o un tratamiento para la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos cerebrales relacionados con la edad. Pero hay un área
donde se registra un avance: ahora contamos con una serie de herramientas que pueden medir en forma aproximada cuán bien nos estamos manteniendo mentalmente. Las cuatro pruebas de evaluación
del cerebro de uso más común no miden la inteligencia ni si estamos en el pico del rendimiento mental. Lo que miden es el extremo inferior de la función cerebral, con el objetivo de
identificar señales tempranas de un deterioro en el razonamiento o una declinación de las habilidades mentales que deban investigarse en mayor profundidad. Las pruebas evalúan habilidades
como la memoria, la percepción espacial, la atención y la capacidad de planificar y tomar decisiones —conocidas como función ejecutiva—, todas las cuales pueden declinar con la edad. “Si una
persona está preocupada por su cognición, o la preocupación surge de quienes la rodean, debería hacerse una evaluación”, dice la Dra. Soo Borson, profesora de Medicina Clínica Familiar en
la Universidad del Sur de California. Borson creó la prueba Mini-Cog, una evaluación cognitiva muy utilizada que se completa en menos de tres minutos e incluye solo dos tareas: recordar tres
palabras y dibujar un reloj. Otras pruebas comunes de evaluación cognitiva son la prueba MoCA y la prueba SAGE. XpressO, una versión digital de MoCA, se lanzará este otoño. MoCA es la
prueba más rigurosa y tal vez la más apropiada para las personas con niveles de educación más altos. Pero de todos modos es una prueba simple, con solo 30 preguntas, y completarla lleva
alrededor de 15 minutos. No es, “de ningún modo, una medición suficiente de la capacidad cognitiva para tareas complejas de la vida real, como conducir un vehículo o liderar una nación
poderosa”, dice el Dr. Hyun-Sik Yang, un neurólogo de la Facultad de Medicina de Harvard. Y ninguna de estas pruebas puede ofrecer un diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer ni otras
disfunciones. Pero pueden establecer una base de referencia del funcionamiento cognitivo, que luego puede seguirse a lo largo del tiempo. Un cambio en el puntaje podría significar que es
necesario realizar pruebas más extensivas, como análisis de sangre o escaneo del cerebro. Los efectos secundarios de los medicamentos, las deficiencias vitamínicas y ciertas enfermedades
también pueden causar un desempeño pobre en las pruebas cognitivas; los exámenes más exhaustivos descartan esas causas. Medicare cubre la prueba de cognición como parte del examen anual de
rutina para las personas de 65 años o más con la Parte B, pero solo uno de cuatro beneficiarios de Medicare normalmente la completa. Borson y otros opinan que estas cifras mejorarán ahora
que existen nuevos fármacos para tratar la demencia causada por la enfermedad de Alzheimer. A continuación te presentamos siete problemas comunes que se encuentran en estas evaluaciones.