Delirio: una complicación de salud común

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Alrededor de la mitad de los adultos mayores de 65 años hospitalizados se ven sumidos en un estado imprevisto de confusión durante su estadía. A veces el cambio es leve y temporal; pero


otras veces, los efectos son más serios y pueden tener un impacto duradero en la salud del cerebro. Este trastorno se conoce como "delirio" y, según un nuevo informe (en inglés)


del Global Council on Brain Health (GCBH, Consejo mundial sobre la salud cerebral), fundado por AARP, es “la complicación quirúrgica más común para los adultos mayores de la que


probablemente nunca oíste hablar”. De hecho, una encuesta reciente de AARP sobre el delirio y la salud cerebral de los adultos de 50 años o más reveló que el 74% de los encuestados dijeron


que no conocían sobre este trastorno. UNA REALIDAD FRECUENTE Y ATERRADORA En pocas palabras, el delirio es un cambio repentino en la manera de pensar y el comportamiento, que a menudo se


desencadena tras una lesión, enfermedad, infección o intervención, aunque “puede ser provocado por casi cualquier cosa”, explica Sharon Inouye, médica geriátrica y profesora de Medicina de


la Facultad de Medicina de Harvard y directora del Aging Brain Center en el Hinda and Arthur Marcus Institute for Aging Research, Hebrew SeniorLife, en Boston. También puede manifestarse de


distintas formas, por lo que el delirio es difícil de diagnosticar. Un paciente, por ejemplo, puede parecer soñoliento o "simplemente estar fuera de sí" durante la estadía en el


hospital. Tal vez no sepa "dónde está; puede pensar que está en su casa", dice Inouye, quien contribuyó al informe del GCBH. "Es posible que no reconozca a otros, incluso a


personas conocidas o parientes. Quizá no recuerde a la enfermera que hace diez minutos estuvo en su habitación". Otros signos comunes del delirio incluyen inquietud, agitación, paranoia


y alucinaciones. Pero, sin importar cómo se manifieste, el delirio puede ser traumático para los más de 6 millones de adultos mayores de 65 años que lo viven cada año. "Cuando


entrevistamos a los pacientes justo después de una experiencia de delirio y les preguntamos qué es lo que recuerdan, dicen haberse sentido sumamente atemorizados, con frecuencia enojados,


sin poder comunicarse ni entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor", señala Inouye.