Vacuna contra la culebrilla (herpes zóster)

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¿UNA CONEXIÓN CON LA COVID?  Un gran estudio observacional publicado en el 2022 en la revista _Open Forum Infectious Diseases_ (en inglés) deja claro cuán importante es que los adultos


mayores se vacunen contra la COVID-19 y la culebrilla. Los investigadores analizaron datos médicos de casi 400,000 adultos mayores que contrajeron COVID-19 y más de 1.5 millones de personas


que nunca fueron diagnosticadas. (Excluyeron a cualquier persona vacunada contra la culebrilla o la COVID-19). Lo que descubrieron: los adultos de 50 años o más que estuvieron infectados con


COVID-19 tuvieron un 15% más de probabilidades de padecer culebrilla dentro de los seis meses del diagnóstico en comparación con las personas que no se infectaron. El riesgo aumentó al 21%


si estuvieron hospitalizados por COVID-19. Los expertos en el cuidado de la salud suponen que el repunte puede estar relacionado con el estrés de la pandemia.  “Cualquier cosa que estrese


físicamente al cuerpo potencialmente va a mantener a nuestro sistema inmunológico tan ocupado que este olvidará protegerse en contra de la culebrilla por un tiempo, y le dará la oportunidad


al virus de reactivarse”, dice Neel. “Y la COVID-19 le causa demasiado estrés al cuerpo y a nuestro sistema inmunitario”. De hecho, las encuestas muestran un “gran aumento” en el número de


adultos que informaron padecer estrés, ansiedad, depresión e insomnio durante la pandemia, según Mayo Clinic.  Por otro lado, otro gran estudio retrospectivo publicado en el 2022 en _The


Journal of Infectious Diseases_ (en inglés) sugiere que la vacuna Shingrix puede ayudar a reducir el riesgo de un diagnóstico de COVID-19 o la hospitalización por el virus. Los


investigadores estudiaron el historial médico electrónico de los pacientes de Kaiser Permanente Southern California de 50 años o más, entre el 1.º de marzo y el 31 de diciembre del 2020. Un


análisis comparó los diagnósticos de COVID-19 y las hospitalizaciones por el virus entre las personas que recibieron por lo menos una dosis de la vacuna contra la culebrilla y quienes no. 


Otro análisis estudió el estatus de vacunación contra la culebrilla entre las personas que dieron positivo a COVID-19 y las personas que dieron negativo. Lo que encontraron: las personas que


recibieron por lo menos una dosis de la vacuna Shingrix tenían un 16% menos de probabilidades de ser diagnosticadas con COVID-19. Las personas vacunadas contra la culebrilla también tenían


un 32% menos de probabilidades de ser hospitalizadas durante el período de prueba. Los investigadores piensan que es posible que la vacuna capacite al cuerpo a reaccionar de manera más


eficiente contra cualquier patógeno que encuentre, incluido el coronavirus. “Pensábamos que la vacuna contra la culebrilla podría reforzar el sistema inmunitario de tal manera que también


protegería contra la COVID-19”, expresó el Dr. Bradley Ackerson, uno de los principales autores del estudio, en un comunicado de prensa.