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A todos nos ha pasado: tememos fracasar, las preocupaciones nos mantienen despiertos por la noche y nos consume el estrés y el trauma. Sentimos cómo la ansiedad nos causa opresión en el
pecho y luego desciende al estómago. ¿Toda esta tensión emocional podría ser peligrosa para la presión arterial? Todos podemos reconocer el efecto del estrés en nuestra frecuencia cardíaca.
Pero es una respuesta temporal a una situación pasajera. Cuando se trata de la ansiedad, que es más crónica y duradera que el estrés, la interacción entre nuestro estado físico, mental y
emocional es compleja. La respuesta a si la ansiedad puede provocar hipertensión arterial a largo plazo también es compleja. ¿CUÁNTO PUEDE LA ANSIEDAD ELEVAR LA PRESIÓN ARTERIAL? "¿La
ansiedad puede aumentar la presión arterial? Sin lugar a dudas, la respuesta es sí", afirma el Dr. George Bakris, profesor de Medicina y director del Centro Integral de Hipertensión de
la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago. "Y de hecho, cuanto mayor seas —específicamente si tienes más de 60 años— puedes tener la certeza casi absoluta de que va a
aumentar tu presión arterial". El envejecimiento por sí mismo ya se asocia a un aumento de la presión arterial. Nuestros vasos sanguíneos se vuelven más rígidos con el tiempo. Bakris
señala que uno de los protectores naturales que poseemos para frenar el aumento de la presión arterial —un compuesto liberado por las células llamado óxido nítrico— disminuye a medida que
envejecemos. La presión arterial puede ser incluso más elevada en las personas que sufren ansiedad, ira y otros factores relacionados a cualquier edad, explica Bakris. Pero existen
diferencias entre las subidas temporales de la presión arterial y los niveles de hipertensión sostenidos, potencialmente más perjudiciales. Para obtener una medición más precisa de tu
presión sanguínea, tómala varias veces durante un período de tiempo prolongado y discute tus resultados con tu médico. "La ansiedad afecta a todo, pero no debe interpretarse
erróneamente como una causa de la hipertensión", dice Bakris. La evidencia sugiere que ciertas personas expuestas al estrés tienen estadísticamente más probabilidades de desarrollar
problemas cardiacos, incluida la presión arterial alta, afirma Richard Contrada, del Institute for Health, Health Care Policy and Aging Research y profesor del Departamento de Psicología de
la Universidad de Rutgers. Por lo tanto, el estrés puede ser un factor de riesgo. "Pero un factor de riesgo solo indica una correlación", señala Contrada. "No demuestra que
haya una causa y un efecto". Para eso hacen falta estudios clínicos y, obviamente, los científicos no van a realizar experimentos que provoquen estrés, ansiedad o ira hasta el punto de
dañar la salud de alguien, señala Contrada. Y añade que ha habido estudios para evaluar si reducir el estrés, la ansiedad o la depresión también disminuye las probabilidades de que empeore
un problema cardiaco, pero considera que los resultados no son concluyentes.