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La investigación de O’Bryant, financiada por el Gobierno federal, se ha expandido y también abarca los riesgos relacionados de la población afroamericana, un grupo que es dos veces más
propenso que los adultos blancos a recibir un diagnóstico de Alzheimer. “No hay duda de que existen diferencias entre los grupos raciales y étnicos en cuanto a la enfermedad de Alzheimer y
la demencia. Y eso es lo que estamos tratando de comprender”, dice O’Bryant, director ejecutivo del Institute for Translational Research del Health Science Center en University of North
Texas. Él espera que cualquier pista que pueda identificar sirva de ayuda para orientar la creación de nuevos tratamientos —e incluso, posiblemente, de terapias personalizadas— que sean
eficaces en todas las poblaciones, no solo para los pacientes blancos que, históricamente, han representado la mayoría de los participantes de los estudios. Y lo que se ha descubierto hasta
ahora podría hacer exactamente eso. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > Por ejemplo, la investigación del
estudio Health and Aging Brain Study (en inglés) de O’Bryant halló que el factor más poderoso de riesgo genético para la enfermedad de Alzheimer, un gen conocido como APOE4, es menos común
entre los estadounidenses de ascendencia mexicana. De hecho, otros estudios (en inglés) han revelado que es menos común entre los hispanos en general, e incluso cuando está presente, podría
no conllevar los mismos riesgos que conlleva para las personas blancas no hispanas. O’Bryant y otros investigadores del tema también están observando otra diferencia fundamental: las placas
amiloides —esos depósitos proteínicos que bloquean el cerebro y son una característica distintiva de la enfermedad de Alzheimer— aparecen con menor frecuencia en las imágenes escaneadas de
hispanos que en las de los blancos no hispanos con demencia o con deterioro cognitivo leve (un precursor de la enfermedad de Alzheimer). Un estudio publicado el 3 de octubre en la revista
_JAMA Neurology_ (en inglés) halló que ese es también el caso entre otros grupos minoritarios, entre ellos, los pacientes negros y asiáticos. La sospecha de O’Bryant —y muchos expertos en
el área están de acuerdo— es que otros factores, más allá de los marcadores tradicionales del mal de Alzheimer, podrían estar contribuyendo al índice de demencia más elevado que se observa
entre los latinos. “El cerebro puede verse afectado de muchas formas que causarán cambios cognitivos”, dice. Y para al menos algunas personas en la población latina, “parecería que
probablemente se siguen otros caminos”. ENFOCARSE EN EL CORAZÓN Muchos investigadores de la enfermedad de Alzheimer han dejado de concentrarse en el cerebro para enfocarse en cambio en el
corazón. Eso se debe a que cada vez son más las investigaciones que indican que los trastornos que representan factores de riesgo para las enfermedades cardíacas, como la diabetes o la
hipertensión, también afectan el cerebro. Y su presencia es prevalente en las poblaciones latinas. Los adultos hispanos en Estados Unidos son un 70% más propensos que los adultos blancos
no hispanos a sufrir de diabetes, según estadísticas federales (en inglés). También son más propensos a tener hipertensión no diagnosticada o a no tratar ese trastorno. “Todo lo que tenga
que ver con el riesgo cardiovascular va a impactar el riesgo de demencia, y creo que eso es particularmente prominente en la población latina”, dice el Dr. Eliezer Masliah, director de la
División de Neurociencia del National Institute on Aging (NIA). Hector M. González ha observado señales de esto entre la gran población latina de variadas etnias que él y otros
investigadores en Estados Unidos están siguiendo en un estudio llamado SOL-INCA (Study of Latinos-Investigation of Neurocognitive Aging) sobre el envejecimiento neurocognitivo de las
personas latinas. “Estamos observando la salud en forma sistémica, no solo por encima del cuello”, dice González, profesor de Neurociencias en la Facultad de Medicina de University of
California San Diego. Las investigaciones que han publicado hasta ahora González y sus colegas sugieren que tener varios factores de riesgo cardiovascular (en inglés) en la edad mediana
—hipertensión y altos niveles de colesterol o azúcar en la sangre (en inglés), por ejemplo— está sólidamente vinculado con deterioro cognitivo en los adultos mayores latinos. Las imágenes
del cerebro también han revelado indicios de “derrames cerebrales silenciosos” en algunos participantes del estudio. Estos son derrames que pueden ocurrir sin ningún síntoma, pero que
igualmente causan daños en el cerebro, y la hipertensión que no se controla es uno de los principales factores de riesgo, señala González. DIVERSIFICAR LA INVESTIGACIÓN SOBRE LA DEMENCIA
Además de los genes y los biomarcadores, los investigadores están estudiando el impacto que pueden tener la contaminación del aire, los hábitos de sueño (en inglés) e incluso la soledad en
la aparición de demencia en la población latina. Y los expertos en el área tienen la esperanza de que, si se identifican todos los factores relevantes de riesgo, los médicos puedan un día
prescribir planes de prevención y tratamiento que se puedan adaptar para cada paciente individual. Esta estrategia, llamada medicina de precisión, puede incluir tratamientos farmacológicos
para desintegrar las placas amiloides cuando estén presentes o reducir la inflamación neurológica. Pero también podría incluir abordar las enfermedades que contribuyen, como la diabetes o la
hipertensión, en poblaciones donde hay una sólida conexión con la demencia. “Aún no hemos llegado. Pero la meta a largo plazo es contar con medicina de precisión orientada por la
población”, dice O’Bryant, y administrarla lo antes posible. “Porque lo que hemos aprendido del área de las enfermedades cardíacas es que la mejor manera de tratar un ataque al corazón es
evitar que ocurra en primer lugar”, agrega. Y, con suerte, se podrá hacer lo mismo con la demencia. Mientras tanto, los esfuerzos para ampliar la investigación de la demencia en los latinos
están avanzando. Investigadores en la Facultad de Medicina de University of California San Diego recibieron recientemente un subsidio federal de $24.5 millones para continuar el estudio
SOL-INCA, el vasto proyecto que sigue a personas latinas de diferentes etnias. O’Bryant y su equipo acaban de recibir $150 millones para ampliar su investigación de las disparidades en la
enfermedad de Alzheimer entre personas de ascendencia mexicana, y otros centros de investigación ubicados en áreas predominantemente hispanas están comenzando estudios similares.