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Las victorias y las medallas no son lo único que acapara la atención en los Juegos Olímpicos de Tokio de este año. La concienciación sobre la salud mental también está en el punto de mira,
tras la decisión de la estelar gimnasta estadounidense Simone Biles de retirarse de algunas pruebas para enfocarse en su bienestar emocional. Todos, seamos deportistas olímpicos o no, somos
susceptibles de sufrir estrés, ya sea por presiones laborales o familiares, o por obligaciones como tener que cuidar a otras personas. A continuación, te mostramos los signos físicos y
mentales que, según los expertos, podrían indicar la presencia de problemas. 1. INSOMNIO Y DIFICULTAD PARA DORMIR ¿No puedes dormir o permanecer dormido? El insomnio es un síntoma clásico
del estrés, dice la psicóloga clínica de Connecticut Holly Schiff. Por ejemplo, Biles dijo que "apenas podía dormir cortos períodos" antes de la final olímpica de gimnasia por
equipos. Y las consecuencias de la falta de sueño, como la fatiga y los problemas de concentración, pueden hacer aún más difícil sobrellevar el día, lo que crea un efecto acumulativo de
estrés. Para romper el ciclo de la falta de sueño, Schiff recomienda tener un diario de cabecera para anotar las preocupaciones que te mantienen despierto por la noche, ya sea la lista de
tareas de mañana u otros pensamientos preocupantes. "Ponerlo por escrito y sacarlo teóricamente de la mente puede ser útil y liberar algo de espacio mental para que puedas concentrarte
en conseguir un sueño reparador", dice. 2. CAMBIOS EN EL ESTADO DE ÁNIMO Y EL PENSAMIENTO Los cambios en el estado de ánimo, como el aumento de la tristeza o la irritabilidad, son
otra señal de advertencia de estrés, según la psicoanalista Gail Saltz, profesora clínica asociada de Psiquiatría en la Facultad de Medicina Weill-Cornell del New York Presbyterian Hospital.
"Si estás muy ansioso porque tienes mucho estrés, sin duda la sensación podría ser de agitación o inquietud en tu cuerpo, una sensación de temor", dice. "En el caso del
estrés crónico que hace que te sientas muy agotado, puede ser una sensación de decaimiento o incluso de aletargamiento". Junto con los cambios de humor, Schiff señala que los cambios en
el pensamiento —como la sensación de neblina mental (o, por el contrario, los pensamientos acelerados)—, la dificultad para concentrarse y los olvidos son otros signos a los que hay que
prestar atención.