Por qué no debes abrir los ojos debajo del agua

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“Ten en cuenta que las personas en las piscinas se frotan más los ojos y eso puede causar abrasiones corneales, lo que puede llevar a infecciones”, agrega Layman. Es como otras cosas que


probablemente deberías evitar: cuanto más te expones a ellas —en este caso, las sustancias químicas y los contaminantes presentes en el agua—, peor te sientes. Entretenimiento Paramount+ 10%


de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > Estas son las cosas con las que debes tener cuidado la próxima vez que vayas a nadar: PISCINAS TRATADAS CON


CLORO Y BROMO Desafortunadamente, las mismas cosas que se agregan a nuestras piscinas, spas y jacuzzis para mantenernos seguros pueden dañarnos los ojos. Aunque matan muchas bacterias,


virus y parásitos, el cloro y el bromo pueden dañar los ojos, sobre todo después de largos periodos de exposición y cuando se mezclan con el sudor y las bacterias que se desprenden del


cuerpo de los nadadores. Esto crea una sustancia irritante conocida como cloramina, que puede causar el enrojecimiento de los ojos. “Algunos adultos mayores pueden tener más sensibilidad a


las sustancias químicas, en especial si ya presentan la enfermedad del ojo seco”, dice Layman. Y las personas de todas las edades son más propensas a sufrir de ojo seco estos días, porque


cuando miramos una pantalla —computadora, televisión, teléfono— parpadeamos menos. Un humidificador puede ayudar a combatir esto. También puedes limitar el tiempo frente a la pantalla o


probar la estrategia 20/20/20: cada 20 minutos, aleja la vista de la pantalla durante 20 segundos para mirar algo a 20 pies de distancia, según recomiendan los expertos de Mayo Clinic. El


cloro, “una sustancia química irritante”, puede causar ojos rojos, visión borrosa, sensibilidad a la luz, “una sensación arenosa y ojo seco”, advierte Layman. También puede “alterar la


película lagrimal”, que es el revestimiento protector de tres capas que mantiene el ojo húmedo y te ayuda a llorar. Este daño causado por el cloro suele ser temporal. Lo mismo sucede con el


bromo, que también puede causar enrojecimiento y ojos llorosos, sobre todo cuando los niveles de sustancias químicas y de pH de una piscina no están correctamente ajustados. Y recuerda: los


desinfectantes como el cloro y el bromo no matan todos los contaminantes. No pueden protegerte completamente de los virus, las bacterias y los parásitos que pueden enfermarte. Una piscina es


“una experiencia de agua compartida”, como explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), pero muchas personas no lo ven de esa manera. Es por eso que hay


quienes entran al agua cuando no deberían, es decir, cuando están enfermos (con diarrea) o tienen heridas abiertas. Varios objetos externos pueden caer en una piscina y ensuciar el agua:


insectos, hojas, pañales, etcétera. La conjuntivitis y los adenovirus pueden aparecer incluso en piscinas desinfectadas adecuadamente.