Aumentan las infecciones por vph en hombres de edad madura

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UN NUEVO ENFOQUE PARA EL TRATAMIENTO Por suerte, para pacientes como Scott Davis, el pronóstico es bueno. La tasa de supervivencia para el cáncer de orofaringe con infección por el VPH varía


según el estadio, pero puede alcanzar un 90% o más si se detecta temprano. “Con un tratamiento adecuado y seguimiento de cerca, para la mayoría de las personas esta es una enfermedad


curable”, dice Joshi. Sin embargo, el tratamiento habitual, una combinación intensiva de casi todo lo que los oncólogos pueden usar contra la enfermedad —quimioterapia, radiación y cirugía—


puede tener efectos secundarios devastadores, entre ellos la pérdida de la capacidad para salivar o tragar, además de la desfiguración como resultado de intervenciones quirúrgicas. Muchos


expertos en este campo sospechan que estos tipos de cáncer con infección por el VPH pueden tratarse con eficacia con tratamientos menos radicales, como la cirugía robótica, los cuales


protegerían a los pacientes de algunos de los peores efectos secundarios. “Los pacientes con cáncer de orofaringe con infección por el VPH que ahora tratamos son más jóvenes y sanos que los


que veíamos antes, lo cual significa que tendrán que vivir con algunos de los efectos secundarios del tratamiento por mucho más tiempo”, dice Lewis. “La pregunta es: ¿Podemos usar un


tratamiento menos radical y todavía eliminar el cáncer sin causar estas consecuencias atroces?”. Ya existen buenas pruebas de que personas con un cáncer con infección por el VPH tienen un


mejor pronóstico que quienes tienen un cáncer causado por tabaquismo. El cáncer con infección por el VPH podría tener menos mutaciones que el que es causado por tabaquismo. También puede ser


más sensible a la quimioterapia y a la radiación. Cuando Gillison comparó los protocolos de tratamiento para cáncer de orofaringe con infección por el VPH en centros médicos en todo el


mundo, algunos muy radicales y otros mucho más conservadores, descubrió que casi todos eran igualmente eficaces. “Independientemente del tratamiento que recibían los pacientes, solo con


quimioterapia, o quimioterapia y radiación, o una combinación de todo, que incluía intervención quirúrgica, a los pacientes con VPH les iba muy bien”, dice Gillison. “Entre un 90% y un 95%


sobrevivían hasta cinco años, sin importar lo intensivo del tratamiento”. En la actualidad, en ensayos clínicos en todo el mundo, los médicos están probando protocolos menos radicales para


ver qué tan bien funcionan. Por ejemplo, en el George Washington University Hospital, Davis recibió una combinación de quimioterapia y cirugía, pero sin radiación. Otros centros oncológicos


están poniendo a prueba una variedad de protocolos de tratamiento reducidos. SE VISLUMBRA EL FINAL Es fundamental encontrar el tratamiento más eficaz y menos debilitante, pero también lo es


detener la epidemia. Y todo lo que eso requiere, según muchos investigadores, es una serie de inyecciones en el brazo. En el 2006, la Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó la


primera vacuna contra el VPH, conocida como Gardasil. La vacuna al principio se desarrolló y aprobó para prevenir el cáncer de cuello uterino en las mujeres. Pero hay muchos motivos para


creer que podría ser igual de eficaz en la prevención de otros tipos de cáncer con infección por el VPH, entre ellos el cáncer de orofaringe. Sin embargo, para que tenga la mayor eficacia,


se les debe inyectar a los jóvenes antes del inicio de la actividad sexual. Los CDC en la actualidad recomiendan Gardasil a partir de los 11 años y hasta los 21 para los varones y los 26


para las hembras. Una vez que alguien ha estado expuesto al VPH, la vacuna brinda poca protección. Lo lamentable es que entre la población adolescente, 4 de cada 10 hembras y 6 de cada 10


varones no se han vacunado. “No hay mucho que puedan hacer para protegerse las personas de cincuenta y tantos años o mayores, pero podemos asegurarnos de que una nueva generación de niños no


correrán el riesgo”, dice Gillison.