Hijos cumplen con el deseo de su papá antes de morir

feature-image

Play all audios:

Loading...

Cada sábado, antes de la pandemia de la COVID-19, doña Miriam Zambrana visitaba a Iris, la mujer que desde hace décadas se encarga de su peinado y el arreglo de sus uñas. Desde hace tres


años, cuando doña Miriam fue diagnosticada con Alzheimer, esos encuentros se volvieron más que una simple rutina de belleza; para sus tres hijos, los encuentros de su madre con su peluquera


eran terapéuticos. Eran, en esencia, un intento por retener los recuerdos que poco a poco se le escapan a la mujer de 87 años.  “La historia sería distinta si no tuviéramos cómo pagar estos


servicios. Esta no es la realidad que se vive en el país”.  —Fernando Rivera Alberto Rivera, el segundo de los hijos de doña Miriam, guía a su mamá mientras cruzan la calle. Christopher


Gregory-Rivera El diagnóstico de doña Miriam vino en el 2017, justo en el momento en que Puerto Rico era azotado por dos temibles huracanes que devastaron la isla. Conseguir a alguien de


confianza y con conocimientos para atender a un paciente de Alzheimer en un momento en que tantos ancianos necesitaban ayuda colocaba a la familia ante una gran tarea.   Mirita le arregla el


pelo a doña Miriam mientras comparten durante una visita. Christopher Gregory-Rivera “No se acuerda de papi”, cuenta Fernando Rivera, el mayor de los hijos de doña Miriam, abrumado por la


emoción. “Que a mí no me recuerde, no me importa. Pero que no se acuerde de papi después de 60 años de matrimonio es muy doloroso”. Kenya Caez Martínez, enfermera certificada con experiencia


en el cuidado de ancianos con Alzheimer, ayuda a doña Miriam a bajar las escaleras. Christopher Gregory-Rivera Don Arístides Rivera Marroig falleció en el 2015 a causa de un cáncer de


riñón. “Antes de que papi muriera, nos dijo: encárguense de su mamá”, dice Fernando. Para él como para sus hermanos Alberto y Mirita, esa directriz del padre equivale a no enviar a su madre


a un asilo de ancianos. “Así que hemos seguido su encomienda al pie de la letra. Papi quería lo mejor para ella y, definitivamente, lo mejor es tenerla con nosotros”, dice Fernando.   Kenya


Caez Martínez ayuda a doña Miriam a hacer actividades indicadas por los especialistas para ejercitar la memoria como colorear, hacer figuras geométricas, entre otras. Christopher


Gregory-Rivera Por suerte, Don Arístides dejó un dinero para el cuidado de su esposa. Sin embargo, disponer de recursos económicos no aminora la carga emocional ni muchos de los retos que


trae la responsabilidad de cuidar de una madre que batalla con los efectos devastadores del Alzheimer. Alberto, Mirita y Fernando conversan con su madre en su casa, en San Juan, Puerto Rico.


Christopher Gregory-Rivera La experiencia que la familia vivió con la primera cuidadora que contrataron para doña Miriam no fue la mejor, explica Fernando. “Un día, llego a casa para


pagarle a la señora que cuidaba de mami y escucho que le grita a mi mamá: ‘no me tienes que apretar, te he dicho que no me aprietes’”, cuenta Fernando. “Si esto pasaba conmigo ahí, no me


quiero imaginar lo que sucedía cuando ellas dos estaban solas”. Rivera despidió a la cuidadora y de un día para otro se quedaron sin ayuda, en medio de la devastación que dejó el huracán


María. “Estuvimos sin corriente y sin agua varios meses. Mudamos a mami para la casa de mi hermana y con un generador eléctrico que conseguimos pudimos resolver y garantizar sus


medicamentos”, dice Rivera. Pero después de esta primera experiencia vendría “una bendición”, agrega. La bendición es una joven de 28 años, Kenya Caez Martínez, enfermera certificada con


experiencia en el cuidado de ancianos con Alzheimer; enfermedad que según el Departamento de Salud de Puerto Rico es la cuarta causa de muertes en la isla. Al principio, Kenya acompañaba a


doña Miriam durante el día. Después de la crisis de COVID esta primavera, Kenya ha seguido ofreciendo sus cuidados y extremando las precauciones para limitar la posibilidad de contagio de


Doña Miriam. “Siendo una muchachita tan joven, ha sabido cómo tratar a mami. Hay una conexión directa entre ella y mami”, dice Fernando de Kenya.