Parejas con distintas necesidades de atención pueden vivir juntas más tiempo en centros de cuidados a largo plazo

feature-image

Play all audios:

Loading...

Esto evita el trauma adicional de que alguien que ya está declinando se tenga que separar abruptamente de su pareja. “Cuando una persona se muda, la adaptación es difícil. Si te mudas con un


familiar, es mucho más fácil”, dice Sheryl Zimmerman, codirectora del Programa sobre Envejecimiento, Discapacidad y Cuidados a Largo Plazo de la Facultad de Trabajo Social en la Universidad


de Carolina del Norte en Chapel Hill. Después de todo, dice Mike McClernon, propietario y asesor de Assisted Living Locators de Long Island, en Nueva York, “son personas que han estado


juntas 50 años o más. Han estado despertándose juntas todos los días”. El aspecto negativo es que si un trastorno cognitivo hace que la persona enferma se vuelva disruptiva, puede molestar a


los vecinos. Y ver a un ser querido empeorar lentamente en forma directa puede agotar las energías del miembro de la pareja que está sano. “Todo depende del carácter de la relación, y si


realmente se comprometieron en las buenas y en las malas, el miembro de la pareja que está bien no alberga resentimiento”, dice McClernon. Al igual que sucede con los Gerlach, para Woody y


Rita Franke “es inimaginable no vivir juntos”, dice Woody, de 80 años, mientras su esposa recibe atención de un asistente de salud en otra habitación. Entretenimiento Paramount+ 10% de


descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > Rita, de 70 años, tiene problemas de memoria, y Woody necesita diálisis tres veces por semana. Pero después de


59 años de matrimonio, Woody dice que están agradecidos de estar juntos en The Providence, en Fairfax, Virginia, otra comunidad de Watermark a la cual se mudaron desde Texas el año pasado


para estar más cerca de sus hijas. “Siempre existe la posibilidad de que ella deba ir a la sección de cuidado de la memoria, pero hasta ahora eso no ha ocurrido”, dice Woody. Y si llegara a


ocurrir, es en el mismo edificio, tres pisos más abajo. Algunas comunidades de vida asistida no permiten que las parejas vivan juntas cuando uno de los integrantes necesita ayuda sustancial


con las actividades diarias. La mayoría requiere que los residentes con un diagnóstico de demencia sean transferidos a instalaciones para el cuidado de la memoria, a veces en otro edificio


en el campus. Si bien el cónyuge puede visitar a la persona enferma, no puede vivir con ella. Algunos residentes de estos sitios llaman a esto “cruzar el puente”, en tono de broma. Eso está


comenzando a cambiar lentamente. Al igual que Watermark, las diez comunidades de Highgate Senior Living en Arizona, California, Montana y el estado de Washington permiten que parejas con


diferentes necesidades vivan juntas o cerca, incluso en los que Watermark llama sus “vecindarios de cuidado de la memoria”. En otros centros, eso continúa siendo inusual. En las 21


propiedades de Erickson Senior Living en 11 estados, por ejemplo, las parejas tienden a dejar de vivir juntas cuando uno de los integrantes requiere niveles más altos de atención o cuidados


para la memoria, dijo un vocero.