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| Las noticias de la actualidad suelen centrarse en los hijos adultos que se mudan nuevamente al hogar para vivir con los padres. Pero el argumento de un nuevo documental titulado _Duty
Free_ revierte la situación. Se trata de la historia de Rebecca Danigelis, quien pierde su trabajo tras una vida de sacrificio como madre soltera inmigrante a cargo de sus dos hijos, uno de
los cuales tiene necesidades especiales. Para levantarle el espíritu, su hijo menor la lleva en un viaje con el que soñó toda la vida para disfrutar todo lo que no pudo hacer cuando
trabajaba. El filme termina con ella, a los 79 años, mudándose con Sian-Pierre Regis, su hijo de 36 años, y la pareja de él a un apartamento en la ciudad de Nueva York en medio de la
pandemia de COVID-19. [embedded content] Los diversos aspectos de este relato confluyen en un complicado enredo de ser madre soltera, los lazos familiares, el cuidado de un hijo adulto con
dificultades de salud mental, la necesidad de entender mejor las finanzas y la cruda realidad de una cultura que discrimina por edad. Revela lo que podría ocurrirles a los adultos mayores
cuando no se los considera miembros valiosos de la comunidad. Pero el documental también sirve de advertencia sobre las decisiones que tomamos con respecto a los ahorros y la jubilación, en
particular cuando lo que ganas apenas alcanza para vivir y te enfrentas a un suceso repentino de la vida como perder el trabajo. Danigelis trabajó muchos años como encargada de limpieza de
un hotel mientras criaba a sus hijos. Agotó sus ahorros para que su hijo tuviera una educación universitaria, y eso la dejó con muy poco para su jubilación. El relato se centra en el amor
entre una madre y un hijo, quien se convierte en su cuidador debido a las circunstancias, resuelto a brindarle la alegría que ella pudo darle a él. “Mi madre trabajó tan duramente toda su
vida y fue capaz de mandarme a la universidad”, dice Regis, quien también dirige el filme. “Cuando perdió su trabajo y su hogar, quise que fuera posible para ella divertirse un poco”.
Durante 37 años Danigelis vivió en el hotel de Boston para el que trabajaba. Quedó como inquilina desde la época en que el edificio ofrecía una vivienda económica para las mujeres. “Mi
trabajo me definía”, recuerda Danigelis. “Estaba de guardia las 24 horas, nunca había faltado al trabajo ni había llegado tarde”. Cuando los dueños decidieron vender el edificio, le pidieron
que desocupara la vivienda. Danigelis cada vez estaba más alarmada por el trato que le daban en el trabajo y sentía temor por el futuro. "Mi madre era quien aportaba la verdadera
estructura y cohesión en su trabajo y fue muy difícil ver a un ser querido sufriendo por la cruel discriminación por edad”, comenta Regis. “Tenía pánico al sentir que la estaban empujando a
que renunciara y estaba nerviosa por lo que haría con su vida. Al interiorizarme más sobre el alcance universal de su difícil situación, mi instinto como periodista y cineasta fue sacar la
cámara y empezar a filmar". Un día, cuando Regis regresó a su casa, tenía un mensaje de su madre llorando porque la habían despedido. A medida que empezó a aprender sobre los derechos
de ella, sintió gran indignación por la forma en que la cultura de hoy trata a las personas mayores.