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Cuando surgió la pandemia, “se argumentó adoptar la decisión unilateral de no permitir visitas y efectuar un cierre de emergencia con aislamiento”, dice Jason Karlawish, geriatra y profesor
de la Facultad de Medicina Perelman de University of Pennsylvania. “Hemos aprendido mucho sobre la ineficacia, la función del equipo de protección personal y los modos de evitar la
transmisión. Debemos incorporar lo que aprendimos a la forma en que nos ocupamos de las personas que viven en centros de cuidados a largo plazo”. UNA 'PANDEMIA DE AISLAMIENTO'
Indiana fue el primer estado en autorizar lo que denomina visitas de “cuidadores familiares esenciales” en junio. Los cuidadores designados pueden visitar todos los días durante un máximo de
dos horas en un horario programado con anticipación. Deben cumplir con muchos de los mismos protocolos de seguridad que cumplen los empleados, incluso someterse a pruebas frecuentes de
detección de COVID-19. (Minnesota, Nueva Jersey y Dakota del Sur no exigen que los cuidadores esenciales se sometan a estas pruebas, pero no impiden que los centros las requieran). Dos meses
después de comenzar el programa, alrededor del 10% de los 78 hogares de ancianos de Indiana que opera American Senior Communities (ASC), el proveedor de cuidados para personas mayores más
grande del estado, tienen al menos un cuidador esencial que visita regularmente. Estos cuidadores deben dirigirse directamente desde el área de registro a la habitación de su ser querido. Si
hay un compañero de habitación, el centro debe asegurar que se disponga el espacio de modo de mantener el distanciamiento o trasladar al residente con el cuidador a una habitación privada,
explica Janean Kinzie, directora de bienestar y enriquecimiento social de ASC. El movimiento de los cuidadores dentro del centro está estrictamente restringido y se espera que [los
cuidadores] “tomen decisiones más seguras” en cuanto a sus contactos y actividades fuera del centro, indica. “Hay comunidades que probablemente serían más liberales de lo que quisiéramos en
cuanto a la reapertura, pero hay muchas que han sido muy conservadoras, y no las culpamos por eso”, indica Kinzie. “Estamos tratando de asegurar que logramos un equilibrio entre el riesgo y
la preocupación por la seguridad, pero también el importante beneficio psicosocial que pueden recibir el residente y su familia”. El acceso de los cuidadores esenciales se puede revocar si
no cumplen con las normas de seguridad. Christopher Laxton, director ejecutivo de AMDA–The Society for Post-Acute and Long-Term Care, una organización profesional para el personal médico de
los centros de cuidados a largo plazo, indica que le preocupa que los estados procedan demasiado rápido a reabrir las puertas de los hogares de ancianos. Sin embargo, también señala que los
programas para cuidadores esenciales pueden ser “parte de la solución” a lo que él llama una “pandemia de aislamiento”. Según Laxton, “el aislamiento de un adulto mayor tiene consecuencias
médicas muy claras, en particular en el caso de un adulto mayor que pueda estar viviendo con demencia”, entre ellas pérdida de peso, alta presión arterial e insuficiencia orgánica. “Eso ha
sido demostrado en las publicaciones sobre la atención médica. Este no es simplemente un tema insignificante y lamentable. Realmente es de suma importancia”. Sloan, de LeadingAge, señala que
los proveedores de cuidados a largo plazo están de acuerdo en que mantener los vínculos familiares es “crucial para el bienestar de los residentes”. Sin embargo, la pandemia pone a los
proveedores en un grave aprieto. “Los hogares de ancianos procuran encontrar formas seguras de hacer participar a los familiares en las visitas y de que ayuden a sus seres queridos”, como
visitas virtuales por medio de tecnología o visitas al aire libre con distanciamiento social, indica Sloan. “Las órdenes estatales que disponen que los proveedores permitan las visitas de
los cuidadores familiares en los centros representan un reto muy real”. “No hay duda de que cada cuidador familiar esencial tiene solo las mejores intenciones”, agrega, “pero todos conocemos
muy bien la facilidad con la que un portador asintomático de este virus puede desencadenar un brote mortal”. Ryan señala que “AARP está luchando para garantizar que todas las familias y los
amigos puedan visitar a sus seres queridos en los centros de cuidados a largo plazo”, y que hacerlo de forma segura requiere que los centros cumplan con las pautas de prevención de
infecciones que disponen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, “incluso ofrecer pruebas de detección de COVID-19 y equipos de protección
personal” a los visitantes. “No sería necesario designar cuidadores si el hogar de ancianos cumpliera con las pautas de los CDC”, advierte. “Nuestro objetivo es que todos los residentes y
sus seres queridos puedan recibir y realizar visitas cuando lo deseen”.