Cuidado a larga distancia: claves para prestar atención

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El 11% de los cuidadores familiares viven a una hora o más de distancia de su ser querido mayor o enfermo, según el estudio “El cuidado de los seres queridos en Estados Unidos en el 2020” de


AARP y la National Alliance of Caregiving. Muchas personas cuidan de sus familiares a una distancia de cientos de millas. Los cuidadores a larga distancia tienen las mismas inquietudes y


presiones que los que viven cerca de la persona que cuidan... e incluso más. Por ejemplo, gastan casi el doble en cuidados que las personas que cuidan a un ser querido cercano porque es más


probable que necesiten contratar ayuda, tomar licencia en el trabajo y pagar por los viajes. A menudo, el reto más significativo que enfrentan puede ser mantenerse informados y tener la


tranquilidad de que la persona que necesita cuidados está en buenas manos. Por eso los cuidadores a distancia no pueden prescindir de buena comunicación y un equipo local sólido. A


continuación, cinco pasos para mantenerte informado y eficaz como cuidador a distancia y consejos para poner en práctica las medidas. 1. ESTABLECE EL ACCESO Tener buenos canales de


información y autoridad legal para tomar decisiones financieras y de salud es importante para todos los cuidadores principales, pero lo es aún más para aquellos que manejan la atención a


distancia. Trata de organizar todo lo posible durante una visita en persona, cuando puedas trabajar con tu ser querido para localizar, organizar y completar la documentación necesaria. *


COMIENZA LA CONVERSACIÓN SOBRE EL DINERO. A menudo, hablar de finanzas es difícil, pero es necesario conocer el terreno. Elabora un plan con tu ser querido sobre cómo pagar el cuidado de la


salud y los gastos diarios. Considera lo que hay disponible en ahorros e inversiones, la cantidad de los pagos principales como la vivienda, y si tu ser querido tiene seguro de cuidados a


largo plazo. * SOLICITA ACCESO A LA INFORMACIÓN. Pídele a tu ser querido que firme los formularios o haga las llamadas necesarias para autorizar a médicos, hospitales y empresas de seguros


de salud a compartir información contigo u otro familiar de confianza. No te olvides de cosas como bancos y servicios públicos: puede que termines siendo quien paga las cuentas.