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"¡Me vacuné!" La voz de mi madre en el teléfono sonaba complacida y un poco confundida. "Pero me sentí somnolienta después. Tomé una siesta de tres horas". Me sentí
celosa y aliviada. Celosa ante la idea de una siesta de tres horas y aliviada de que mis hermanas y yo pudiéramos relajarnos un poco. ¡Solo falta una inyección de refuerzo más! Para los
adultos mayores y las personas con problemas médicos, la vacuna aporta una sensación palpable de liberación. Al ver las imágenes en las noticias de personas felices de ser vacunadas,
mostrando la "V" de la victoria con dos dedos, me siento esperanzada, a pesar de que el virus sigue arrasando en nuestro país a un ritmo asombroso, perturbando vidas y familias y
limitando la interacción humana. Durante la pandemia, los cuidadores se han enfrentado al estrés adicional de mantener a todos a salvo del virus, incluidos ellos mismos. Cosas que antes eran
secundarias, como ir al supermercado o que un familiar te releve de los cuidados durante unas preciadas horas, ahora hay que sopesarlas con los riesgos. Es agotador para todos. Pero para
muchos cuidadores, es como cargar con un par de pesas de tobillo adicionales. LIBERTAD RECIÉN DESCUBIERTA La madre de Lee Woodruff, Terry McConaughy, de 87 años, después de recibir su
vacuna. Courtesy Lee Woodruff Kate Washington, de 48 años, es madre y crítica de restaurantes en Sacramento, California, y también cuida de su esposo, Brad, de 50 años, superviviente de
cáncer e inmunodeprimido. "Cuando me enteré de que mi esposo podía recibir la vacuna, fue como soltar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo", dice. "Esto significa
que él podrá salir más, nuestros hijos podrán ver a algunos de sus amigos y, egoístamente, no tendré que hacer yo toda las compras del supermercado". Washington, que ha escrito un libro
de memorias sobre su inesperada trayectoria como cuidadora, titulado _Already Toast: Caregiving and Burnout in America_, describe su proceso de pensamiento cuando el confinamiento del 2020.
"Activó todos mis viejos reflejos sobre cómo ser defensora y apoyar a una persona durante una crisis de salud", dice. "Me encontré ensayando mentalmente a quién llamaría
exactamente y qué haría si Brad se expusiera o enfermara. No me di cuenta hasta varias semanas después de la pandemia de que yo misma me podía enfermar, ¡y no tenía ningún plan para
ello!".