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Foto: Beth Perkins Photography Trabajar y cuidar de los padres nos pone frente a una gran responsabilidad. Tenemos que cuidar del empleo y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de las
personas que están bajo nuestro cuidado. In English | Hace poco les ayudé a mi papá y mamá a levantarse de la cama y les di una mano para que se asearan, se cepillaran los dientes y se
vistieran. Alimenté a Jackson, su perro guardián. Le alcancé el periódico a mi mamá y le limpié sus anteojos, y dejé a papá instalado, con música y café, en el patio trasero. Les di sus
medicamentos a los tres, les preparé el desayuno, limpié la cocina, reprogramé una cita médica de mamá, ya que era incompatible con mi trabajo remunerado, canté y bailé con papá haciéndole
saber, en repetidas ocasiones, que todos estaban bien y que no había nada que necesitara hacer, y puse algo a cocinarse a fuego lento para la cena. Todo ello fue intercalado con las tareas
de mi trabajo de redactora y asesora: leer y escribir correos electrónicos, enviar mensajes por Twitter y Facebook, prepararme para una entrevista radial que tendría lugar más tarde ese
mismo día, participar en una llamada en conferencia y realizar una investigación para un futuro comentario en un blog. Tan solo otro día de locura en mi vida, en la que debo hacer malabares
con dos trabajos: la prestación de cuidados y mi empleo remunerado. ------------------------- RECIBE CONTENIDO SIMILAR, SUSCRÍBETE A NUESTRO BOLETÍN ------------------------- He sido
cuidadora durante toda mi vida adulta. Primero ayudé a cuidar a mis abuelos. Más adelante tuve que ayudar a mi madre, cuando sufrió un derrame cerebral a los 63 años, lo que me obligó a
hacer frecuentes viajes entre Washington D.C. y Arizona. Sin embargo, cuando mi padre comenzó a manifestar los primeros síntomas del mal de Alzheimer en el 2008, todo esto resultó
insuficiente. En consecuencia, modifiqué mi actividad laboral, optando por empleos que me permitieran trabajar a distancia, y comencé a trabajar desde Arizona una o dos semanas al mes. Con
el tiempo, eso tampoco fue suficiente y me mudé a la casa de mis padres. En todos lados hay cuidadores que trabajan como yo. Algunos de nosotros hablamos abiertamente en el trabajo sobre
nuestro papel como cuidadores; otros son más reservados. Aquellos que no exponen su situación como cuidadores quizá lo hagan por razones personales, pero muchos de ellos son cautos, porque
les preocupan las posibles repercusiones en el trabajo. Los cuidadores que trabajan enfrentan el dilema de conservar (o encontrar) un empleo y, al mismo tiempo, de satisfacer las necesidades
cambiantes de las personas que están a su cuidado. Nunca sabemos cuándo una crisis está a la vuelta de la esquina. ¿Te suena familiar esa situación? Te presento ideas para hacer más
compatible las distintas obligaciones que conlleva el cuidado de tus seres queridos. CONVERSA CON TU JEFE Si bien cada trabajo es único, suele ser una buena idea mantener a tu empleador
informado acerca de tu situación. Esto permite que el empleador esté al tanto de los desafíos que tienes por delante y comprenda que tú eres, y quieres seguir siendo, un valioso empleado. Al
hablar de tus opciones con un representante de Recursos Humanos o con tu gerente, hazlo con honestidad y realismo. CAMBIA TU HORARIO DE TRABAJO Si las personas a las que cuidas necesitan
ayuda mayormente en horas de la mañana, tal vez podrías comenzar a trabajar por la tarde, hasta la noche. O si las personas a las que cuidas suelen realizar sus visitas al médico por la
tarde, quizá puedas cumplir un horario en turno dividido, algunas horas en la mañana y otras en la noche. También puedes solicitar un horario de trabajo fijo. O podrías pedir un horario
flexible. Algunos empleadores quieren que sus empleados cumplan un horario fijo, mientras que otros ofrecen cierta flexibilidad siempre y cuando los empleados trabajen determinada cantidad
de horas por día. Un día, podrías trabajar de 9 a.m. a 5 p.m.; al día siguiente, tal vez debas acompañar a tu ser querido a una consulta médica durante la mañana y entonces puedas trabajar
de 12 p.m. a 8 p.m. Algunos empleadores ofrecen un horario comprimido semanal (trabajar más horas durante cuatro días y tomarse el quinto día libre, por ejemplo) o un horario comprimido
quincenal (tomarse un día libre cada nueve días de trabajo más largos). Si no puedes trabajar a tiempo completo, pero quieres seguir trabajando, podrías proponerle a tu actual empleador
pasarte a un puesto de medio tiempo o buscar un empleo de medio tiempo en otra empresa. Otra opción que podrías proponer es compartir el trabajo: mantener tu actual empleo, pero compartiendo
el trabajo con otra persona y dividiendo la remuneración. Algunos empleadores brindan a sus empleados capacitación cruzada, a fin de que puedan reemplazarse entre sí cuando alguno necesita
ausentarse unos días. Tu empleador puede ofrecerte la posibilidad de una “jubilación progresiva”, en virtud de la cual trabajarías a tiempo parcial hasta jubilarte por completo. Con estas
opciones, deberás asegurarte de ajustar tu presupuesto si en el futuro tus ingresos serán menores. CONSIDERA EL TELETRABAJO Algunos lo llaman “trabajo a distancia” pero el teletrabajo es un
recurso que te permite trabajar desde tu hogar o desde otro sitio, tal como el lugar de residencia de tus seres queridos u otra oficina. Algunos empleadores ofrecen el régimen de teletrabajo
de tiempo completo. Otros permiten que se trabaje con esta modalidad algunas horas a la semana o por breves períodos ante una situación de emergencia o ante la necesidad de cuidados más
intensivos. Los cuidadores suelen citar el teletrabajo como la opción de trabajo flexible de mayor provecho para ellos, al permitirles asistir a las personas que cuidan en forma personal o
trasladarlas a las consultas médicas, y luego ponerse a trabajar en el lugar donde se encuentren. De esta manera, no pierden tiempo viajando hasta el lugar de trabajo ni tienen que solicitar
días libres adicionales. Algunas empresas brindarán apoyo al teletrabajador, poniendo a su disposición computadoras y otros equipos; otras le exigirán que provea su propio equipamiento. Si
estás brindando cuidados a larga distancia y tu empresa cuenta con oficinas cerca de donde reside tu ser querido, podrías analizar la posibilidad de solicitar un traslado temporal o
permanente. ANALIZA TOMAR UNA LICENCIA Los empleadores ofrecen distintas opciones para hacer uso de la licencia. Procura comprender las políticas de tu empleador. ¿Ofrecen tiempo libre
específicamente para la prestación de cuidados? Muchos cuidadores dedican su período de vacaciones a la prestación de cuidados. Algunos empleadores les permiten a sus empleados hacer uso de
su licencia por enfermedad para atender a familiares enfermos; de hecho, algunos estados o ciertas jurisdicciones lo exigen o autorizan. Algunas empresas otorgan licencia con o sin sueldo
por el fallecimiento de un familiar directo. Averigua las condiciones. ¿La política incluye a tus abuelos, tíos, pareja o amigos íntimos? ¿Cuánto tiempo te podrás tomar? Tal vez puedas
disponer de licencia con sueldo para uso “personal” no especificado. Algunas empresas les permiten a sus empleados donar el tiempo de su licencia por vacaciones, por enfermedad o por asuntos
personales no utilizado a otros empleados que están atravesando un momento difícil y necesitan más tiempo de vacaciones con paga. Si necesitas tomarte un período de licencia más prolongado,
tu empleador podrá ofrecerte diversas opciones. La mayoría de las licencias prolongadas son sin sueldo. Ten presente que tu empleo estará asegurado durante un período de tiempo determinado,
pero no indefinido. Comunícate con el Departamento de Trabajo de Estados Unidos o habla con tu empleador para saber si tienes derecho a gozar de las licencias previstas por la Family,
Medical and Leave Act (FMLA, Ley de Licencia Familiar y Médica) o de la licencia para el cuidado de un miembro de las Fuerzas Armadas. ¿He perdido oportunidades y he tenido que luchar contra
los singulares desafíos de trabajar por cuenta propia? Sin lugar a dudas. ¿En ocasiones me he sentido frustrada y abrumada? Sí. Pero esto es lo que me sostiene: saber que mis padres son más
vulnerables que yo y que estoy haciendo lo correcto. Hice una elección consciente de cuidar de ellos de la misma manera que ellos cuidaron de nuestra familia, por lo que adapté mis
objetivos profesionales y laborales. Las personas me preguntan cómo lo hago; yo me pregunto, ¿cómo podría no hacerlo? No lo concebiría de otra manera. Tengo éxito porque quiero tenerlo, y
porque creo profundamente en lo que estoy haciendo. _NOTA DEL EDITOR:__ Cuando este artículo se publicó en la prensa, la madre de Amy Goyer, experta en asuntos de familia de AARP, había
fallecido. “Me siento desolada por esta pérdida”, dijo Goyer. “Fue un gran honor y privilegios cuidar de mi madre como ella cuidó de mí”._ TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR * El papel terapéutico
de llevar un diario * La importancia del relevo en el cuidado