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Los precios descontrolados que cobra la industria farmacéutica por los medicamentos recetados constituyen una crisis que alcanza prácticamente a todos los habitantes de Estados Unidos. De
acuerdo a un nuevo informe del Instituto de Política Pública de AARP (PPI), en inglés, los precios al consumidor de un conjunto de 754 medicamentos de amplio uso aumentaron a un ritmo mayor
que la inflación año tras año entre el 2006 y el 2017. En el 2017, el aumento promedio anual de los fármacos fue del 4.2%, el doble de la tasa de inflación. Puede que los precios que suben
no estén a la vista de las personas que solo pagan un copago por sus medicamentos. Sin embargo, los costos tienen gran impacto en el sistema del cuidado de la salud y nos afectan a todos,
porque causan el aumento de las primas de seguro y de los gastos de programas financiados por los contribuyentes, como Medicare. Por eso es necesario poner el precio de los fármacos en
perspectiva. El costo de venta anual promedio de un tratamiento con medicamento recetado en el 2017 fue de casi $20,000 al año. Pagar el costo total de un medicamento recetado del propio
bolsillo del paciente costaría más que los beneficios jubilatorios promedio del Seguro Social, que son de $16,848 al año. Costaría más que tres cuartos de la media de ingresos anuales de los
beneficiarios de Medicare, que es de $26,200. Hay estados en todo el país que están tomando la iniciativa en la lucha por reducir los precios de los medicamentos recetados. Al día de hoy,
33 estados han aprobado nuevas leyes creadas para reducirlos. Los legisladores estatales emplean una variedad de métodos innovadores para reducir los precios, como permitir la importación
segura de fármacos menos costosos de Canadá y otros países, y promover la transparencia en los precios y la compra al por mayor. Hay algo más que se destaca en las iniciativas que realizan
los legisladores estatales, y es que la lucha por reducir el precio de los medicamentos recetados es excepcionalmente bipartidista. Se está llevando a cabo en estados republicanos y
demócratas, en estados donde la mayoría de la población es rural o semirrural y en estados donde se encuentran las ciudades más grandes del país. Este es un tema que apoyan personas de todos
los ámbitos y de todas las creencias políticas y culturales.