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Para muchos, cualquier lugar de Minnesota estaría entre los peores que se pueden imaginar para jubilarse. El invierno es largo, oscuro y helado, y hay que quitar mucha nieve. Sin embargo, la
gran mayoría de los residentes de Minnesota permanecen en ese estado después de cumplir 50 años. Además, algunas personas mayores incluso se mudan ahí de otros estados. En general, la
pérdida neta de población entre las personas de 60 a 69 años del estado a causa de migración es solo de 2,200 personas al año, de entre 5.5 millones de residentes. No solo eso; más personas
de 50 a 60 años y de 70 años o más se mudan a Minnesota comparado con quienes dejan este estado, según la oficina demográfica estatal. Por cierto, Minnesota fue clasificado como número 11
entre todos los estados que son buenos lugares donde vivir para los adultos mayores, según un estudio realizado por Bankrate.com. De hecho, el estudio indica que ocho estados donde el
invierno es riguroso están entre los “10 Mejores estados para jubilarse”: 1. Wyoming; 2. Colorado; 3. Utah; 4. Idaho; 6. Iowa: 7. Montana; 8. Dakota del Sur; 10. Nebraska. Esos fueron los
resultados, a pesar de que uno de los siete criterios que examinaron los investigadores fue el clima. Dos grupos que participan en una caminata de 5 kilómetros para promover el bienestar se
encuentran dentro del sistema de pasillos elevados de Minneapolis. Fotografía de Alliance for Healthier Minnesota Los adultos mayores del país anhelan poder envejecer en su propio hogar.
Según la “Encuesta de preferencias sobre el hogar y la comunidad” realizada por AARP en el 2014 (en inglés), ocho de cada 10 personas mayores de 45 años están “totalmente o relativamente de
acuerdo” con el enunciado: “Lo que realmente me gustaría hacer es permanecer en mi comunidad por el mayor tiempo posible”. Y esto incluye a personas en lugares donde el suelo se mantiene
cubierto de nieve de noviembre a marzo. Para muchos, la solución al invierno no es dejarlo sino llegar a quererlo. JUBILARSE EN EL HOGAR Mark VanderSchaaf, quien tiene 65 años, recuerda lo
encantados que estaban él y su esposa, Elizabeth, de 63 años, cuando se mudaron a St. Paul hace 30 años. “Habíamos vivido en un pueblo pequeño desde donde podíamos escuchar la estación de
radio pública de Minnesota. A veces, cerrábamos las cortinas, encendíamos la radio y nos imaginábamos que vivíamos en Minneapolis-St. Paul. Nos parecía un lugar perfecto para nosotros”. Pero
a medida que envejecieron, las Ciudades Gemelas ya no parecían tan perfectas. La idea de aguantar temperaturas bajo cero y aceras cubiertas de hielo por el resto de su vida hizo que la
pareja empezara a buscar un nuevo hogar al sur o al oeste. Eventualmente escogieron Seattle, y comenzaron a planear mudarse para allá después de que Mark se jubilara. Un viaje de exploración
los convenció de quedarse en St. Paul y en su lugar pasar unas cuantas semanas cada invierno en Miami o San Diego. Buscar casa a 1,500 millas de su hogar le recordó a la pareja cuánto les
harían falta sus amigos, su vecindario, su casa, su comunidad religiosa, los parques locales, la orquesta de Minnesota, la orquesta de cámara de St. Paul y los muchos círculos sociales en
los que participan. De hecho, en su vecindario hay un grupo de voluntarios —St. Anthony Park Seniors— que en los últimos 35 años ha ayudado a 3,500 personas a permanecer cómodamente en sus
hogares. ¿Y qué del clima gélido y las calles resbalosas? Mark menciona que una ruta de autobús que queda a media cuadra de su casa hace conexiones con las zonas del centro tanto de
Minneapolis como de St. Paul. Si en algún momento las aceras cubiertas de hielo resultan demasiado difíciles, Mark y Elizabeth podrían unirse a los muchos que se mudan al centro, donde los
edificios están conectados por pasillos elevados en el segundo piso (ver la foto arriba) que permiten que los residentes paseen durante todo el invierno vestidos con camisetas de manga corta
y zapatillas.