Buena vista social club con más éxitos

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Allá por 1998, en un hotel de Hollywood, tuve el privilegio de entrevistar al pianista cubano Rubén González, que en ese entonces estaba a punto de cumplir 80 años. Este hombre diminuto de


pelo blanco y sonrisa contagiosa estaba feliz de la vida. Al fin la fama lo había encontrado, después de tantas décadas ilusorias como integrante principal del Buena Vista Social Club y el


lanzamiento de un extraordinario disco como solista. Le pregunté a González algunos datos históricos sobre su carrera en la música cubana y me contestó con una sonora carcajada. “La cabeza


no me funciona tan bien”, explicó. Y después, señalando sus manos: “Por suerte, estas pueden seguir tocando”. González falleció a fines del 2003. Pero su memoria sigue viva, a medida que la


fascinación del público por el Buena Vista y la era dorada de la música cubana se niega a extinguirse. Este año, el sello World Circuit lanzó una versión renovada de _Introducing…Rubén


González_ (1997), el disco que presentó al músico como protagonista principal de su propia obra. Esta nueva edición incluye una sabrosa descarga de seis minutos que antes había quedado en


los archivos, además de versiones ligeramente alargadas de dos temas, el danzón “Tres lindas cubanas” y el son montuno “Tumbao”. Estos pequeños regalos inesperados son, en realidad, una


excusa para redescubrir uno de los grandes discos latinos de las últimas décadas. Anclado en el _jazz _y los formatos tradicionales de su patria, el piano de González es cálido y animado,


improvisando con inventiva y sentido del humor. Su versión de la guaracha “Mandinga” sigue siendo uno de sus mejores momentos. Nos motivan, además, a recordar los otros cuatro discos


fundamentales que surgieron del movimiento Buena Vista. BUENA VISTA SOCIAL CLUB (1997) El disco que lo empezó todo, generando infinidad de secuelas, experimentos paralelos y por supuesto,


imitaciones de dudosa calidad. Su tema de apertura, “Chan chan”, una canción que se le apareció al trovador Compay Segundo en un sueño, se convirtió rápidamente en embajadora del _son_


cubano. Y nos regala el sonido inconfundible del guitarrista estadounidense Ry Cooder, que aterrizó en Cuba esperando grabar una colaboración entre cubanos y músicos provenientes del África.


Cuando los africanos no pudieron llegar a La Habana, Cooder decidió grabar un proyecto nuevo, reviviendo las raíces de deliciosos formatos de la isla como el_ _son, la guaracha y el danzón.


Así se formó el elenco que haría historia: las voces de Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Eliades Ochoa y Omara Portuondo; el laúd frenético de Barbarito Torres; el piano de Rubén González; y


el formidable bajo de Orlando “Cachaíto” López. Grabado en solamente seis días, este impactante debut vendió millones de copias en todo el mundo. Portada del disco Ibrahim Ferrer, de Buena


Vista Social Club. Cortesía de World Circuit Records BUENA VISTA SOCIAL CLUB PRESENTS IBRAHIM FERRER (1999) En el documental del cineasta alemán Wim Wenders que retrató la primera gira


internacional del Buena Vista, llaman la atención el carisma y la humildad del cantante Ibrahim Ferrer. En el año 2000, a los 72, Ferrer ganó un Latin Grammy en la categoría “Mejor nuevo


artista” por su disco debut, producido con delicadeza por Cooder. Ser un bolerista era el sueño de una vida para Ferrer, y aquí demuestra su talento para las cadencias aterciopeladas con


temas como un emborrachador “Herido de sombras” y el “Cómo fue”, que hiciera famoso Beny Moré. Pero el talento de Ferrer es polifacético. Retornando al cancionero de Beny, se despacha con


una versión “infartante” de “Qué bueno baila usted”, además de abrir el disco con una solemne interpretación de “Bruca maniguá” del gran Arsenio Rodríguez. Ferrer dejó este mundo en el 2005


habiendo enriquecido su discografía solista con dos trabajos adicionales.