Mantener finanzas separadas en la jubilación

feature-image

Play all audios:

Loading...

Al igual que Dillon y su esposo, el acuerdo de la pareja es que, si surgen problemas, todos los recursos estarían disponibles para apoyar a la pareja. Su planificación patrimonial enfatiza


este acuerdo. “Al final, todo se combina”, dice Amos. “Primero se destina a uno de nosotros” y después a una lista compartida de beneficiarios sin fines de lucro. (Ninguno de ellos tiene


hijos.) EN LA RIQUEZA Y EN LA POBREZA...  Por supuesto que las finanzas separadas son más fáciles cuando ambos cónyuges tienen suficiente dinero para pagar por su estilo de vida compartido.


Las cosas son más complicadas cuando hay una disparidad. “El peor de los casos sería que un cónyuge pueda vivir cómodamente hasta los 90 años, mientras que el otro se irá a la ruina”, dice


Kate Stalter, cofundadora y asesora financiera principal en Better Money Decisions en Santa Fe, Nuevo México. Las diferencias en edades, “incluso de cinco a siete años”, también pueden


causar complicaciones, incluido el posible resentimiento por parte de un cónyuge más joven quien quizás se haya salido temporalmente de la fuerza laboral previamente para criar a los hijos.


Stalter cita el ejemplo de una de sus clientas, una asistente legal, que todavía estaba trabajando a pesar de que su esposo, diez años mayor que ella, se había jubilado. Durante una llamada,


la mujer le dijo a Stalter que su esposo había ido al Indy 500 esa semana. “Sonaba como, ‘Él anda divirtiéndose por ahí y yo estoy aquí trabajando’”, dice Stalter; no es una dinámica


particularmente saludable para una colaboración. “¿Podría hablarse de todo esto y resolverse de manera que todos queden satisfechos?" En su experiencia, sí. “Estas son decisiones


financieras, pero también son temas emocionales y de calidad de vida”. La disparidad de edad es común, expresa ella, pero no es un desafío insuperable para una pareja casada. “A la gente le


pasa eso todo el tiempo y se las ingenian para que funcione como núcleo familiar”, dice Stalter. Y sí, a veces ambas partes tienen que hacer concesiones. Por ejemplo, Dillon, quien trabaja


por su cuenta y paga su propio seguro médico, dice que ella y su esposo tal vez tengan que mudarse por el bien de su negocio. “Somos razonables. Él está jubilado y reconoce que yo todavía


tengo que trabajar, así que es flexible”, dice ella. “Está dispuesto a trasladarse si es necesario”. Y cuando los recursos de un cónyuge son pocos, “Es ahí donde entran en juego tus años de


experiencia como asesor financiero”, dice Keith Moeller, un asesor en Northwestern Mutual en Minneapolis. Algunas veces actuando más como consejero matrimonial que como planificador


financiero, él dice, trabaja con la pareja para resolver cómo compensar las deficiencias. “He negociado estas conversaciones muchas veces”, expresa. “En 29 años, no me he encontrado con


ninguna situación donde no haya disposición para resolver las situaciones. Están casados y les importa lo suficiente como para seguir juntos, así que hay margen para negociar”.