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"La titularidad compartida entre hermanos puede funcionar", añade Donald Manning, abogado de sucesiones de Arlington, Virginia. "Pero es la excepción, no la regla, porque
involucra asuntos monetarios, y el dinero por lo general saca a relucir lo peor de las personas". A eso añádele el estrés emocional de la muerte del padre o la madre y es casi imposible
evitar los conflictos, dicen los abogados de sucesiones. "Cuando mamá y papá aún viven, la familia suele llevarse bien, pero una vez mueren, no es inusual que cambie la dinámica
familiar", dice David Fry, coautor de _Saving the Family Cottage_ (Salvar la cabaña familiar). "Resurgen los resentimientos y los celos viejos —'Él robó mi bicicleta cuando
tenía 12'— y nace la venganza". Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > Fry añade que los cónyuges pueden
empeorar esos sentimientos. "Los hermanos suelen perdonarse entre sí con mayor facilidad, pero los cónyuges no comparten la misma motivación para llegar a un acuerdo. Así que el hermano
[casado] puede verse entre la espada y la pared y esto puede causar grandes problemas". Desafortunadamente "estas controversias se ven ahora con mayor frecuencia", señala
Bernard Krooks, abogado de derecho de los adultos mayores en Nueva York. "Es simplemente horrible". El estancamiento económico también influye cuando los hermanos tienen
dificultades financieras y buscan beneficiarse económicamente de una inversión a largo plazo. Es inevitable que surjan discusiones acerca del valor de la casa y los términos de la división
del dinero. Este tipo de controversias eran comunes en el 2008, cuando la recesión estaba en todo su apogeo, dice Wendy Goffe, abogada de Seattle. Pero ella dice que las controversias pueden
resultar ser de naturaleza personal. "Uno de los dueños está en desacuerdo con lo que el otro dueño hace, y prefiere alejarse. Uno de ellos puede fumar en la casa, traer perros o hasta
mantequilla de maní a la casa cuando el otro es alérgico al humo del cigarro, a los perros o a la mantequilla de maní", dice Goffe. "Si no pueden ponerse de acuerdo sobre cosas
sencillas, es muy difícil que puedan resolver los asuntos importantes, como reemplazar el techo". Mike Smith, agente de bienes raíces en el norte del estado de Nueva York (no tiene
ninguna relación con Robert Smith) con frecuencia se ha topado con este tipo de controversias cuando pone a la venta casas que pertenecen a una herencia. En particular: cuatro hermanos
pelearon por más de una década por la residencia de su madre, un apartamento en un edificio de cuatro unidades del cual su madre era titular. Después de que un juez ordenó que vendieran el
edificio, los dos coalbaceas fueron a la oficina de Smith a firmar el acuerdo para ponerlo en venta. "Allí estaban, cada uno de ellos con 70 y tantos años y tildándose de mentirosos el
uno al otro. Una parte argumentaba que uno de los otros hermanos era responsable por cuidar de su madre enferma; la otra parte acusaba a ese hermano de haberse aprovechado de la situación
para vivir sin tener que pagar alquiler. Parecían niños de 8 años". Se puede lograr, pero requiere planificación: la familia Smith desarrolló una estructura armoniosa para que la casa
de vacaciones frente al lago se quedara en la familia. Cortesía de Robert Smith Por suerte, dice Smith, él y sus cuatro hermanas evitaron esos sinsabores cuando tuvieron que vender la casa
de sus padres en Dalton, Nueva York. De todas maneras, no fue fácil. "Todos queríamos vender la casa, pero una de las hermanas tenía una amiga a quien le interesaba comprarla, así que
ella quería intervenir en la aprobación del comprador. Yo le dije que no, que era una decisión puramente de negocios". Lidiar con la residencia principal de los padres puede ser
polémico, dice el contador público certificado de Wilmington, Delaware, Jordon Rosen, expresidente de la National Association of Estate Planners and Councils. Dice que con frecuencia ocurre
que un hijo adulto vive en la casa a cargo del cuidado de la madre o el padre anciano o porque no tiene adónde ir. "Ese padre o madre quiere heredarle la casa a ese hijo —incluso si ese
hijo no cuenta con los recursos para mantenerla—. Esto causa el distanciamiento de los otros hermanos que no quieren sacar al hermano o hermana de la casa, pero que tampoco quieren invertir
dinero en el mantenimiento de la misma".