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Jessica, una organizadora de eventos en Massachusetts, se sorprendió al descubrir en diciembre pasado que su madre Joyce, de 74 años, estaba inmersa en conversaciones de texto con alguien de
quien Jessica nunca había oído hablar. “Mi corazón se aceleraba”, dice al describir lo que pensó después de ver los intercambios de mensajes en Google Chat en el teléfono de su mamá ese día
de Navidad. “No tenía idea de lo que estaba mirando”. Finalmente descubrió que su mamá había pasado casi un año comunicándose con personas que ella creía que eran la estrella del country
Vince Gill y sus asociados, y les había enviado más de $400,000. Joyce incluso les había dicho a sus amigos que se iba a mudar a Nashville para estar cerca de Gill, su cónyuge. Se llamaban
“esposo” y “esposa”. Antes de descubrir la estafa, Jessica (quien nos ha pedido que no usemos su nombre completo ni el de su madre, por razones de privacidad), de 42 años, ya había comenzado
a preocuparse por el deterioro cognitivo de su madre, que un médico recientemente había diagnosticado. EL DELITO Y SUS REPERCUSIONES RESPUESTA DE VINCE GILL Nos pusimos en contacto con
Vince Gill a través de sus gerentes para informarle sobre la experiencia de Joyce y preguntarle cómo podría estar trabajando para combatir estas estafas de suplantación de identidad de
celebridades que son inquietantemente comunes. Esta es una declaración de los representantes de Gill: Es desgarrador cuando los estafadores en internet se aprovechan de uno de los
maravillosos seguidores de Vince Gill. Lidiar con estas entidades sin escrúpulos es una batalla constante para casi cualquier persona en el ojo público, especialmente las celebridades del
entretenimiento. Marcamos estas cuentas falsas a medida que nos damos cuenta y también hacemos que las cuentas oficiales de Vince en las redes sociales sean fáciles de distinguir. Esos
medios son manejados por un equipo de profesionales. Hacemos todo lo posible para dejarles claro a todos los seguidores de Vince que él nunca se pondría en contacto directamente con nadie,
en especial a través de los canales de redes sociales. Si alguien se pone en contacto con una persona diciendo que es Vince Gill, ten por seguro que no lo es. La estafa comenzó en el otoño
del 2022, después de que Joyce, una admiradora de Gill de mucho tiempo, publicó un mensaje alegre en su página de Instagram: “¡Espero que vengas a Boston!”. Luego, fue inundada con “mensajes
de varias personas que fingían ser él, su hija o su agente” y le pedían que hablara con ellos en plataformas de chat privadas como Telegram, según Jessica. (Los estafadores inundan muchas
cuentas de redes sociales de las estrellas; AARP publicó un simple “¡Me encanta esto!” en una de las publicaciones de Facebook de Gill y recibió múltiples solicitudes de cuentas falsas de
admiradores de Gill para chatear en privado). Desde entonces, Jessica, la única hija de Joyce, ha pasado meses tratando de ordenar el desastre que ahora son las finanzas de su madre. Está
convencida de que Joyce era más vulnerable a estos estafadores debido a sus problemas cognitivos, que pueden haber nublado su juicio y la hicieron más propensa a responder a algunas
peticiones descabelladas. En un momento, “Gill” le dijo a Joyce que necesitaba dinero porque se estaba divorciando de su esposa, Amy Grant, quien había congelado sus cuentas bancarias.
Jessica y una trabajadora social organizaron una intervención, ella dice, “Tomé sus chequeras, sus tarjetas de crédito, todo y dije, 'Aquí tienes una mensualidad por ahora'“. Ha
estado tratando de rastrear en una hoja de cálculo detallada todo el dinero perdido, incluida una serie de préstamos que Joyce sacó para pagar a los estafadores. También está lidiando con
las implicaciones fiscales y otras consecuencias del delito. “Incluso ahora, meses después, todavía estoy encontrando [pérdidas], así que es como un blanco en movimiento”, dice. EL DETERIORO
COGNITIVO Y EL FRAUDE Ciertamente, no es necesario que alguien tenga demencia para convertirse en víctima de una estafa. “Es importante entender que esto puede suceder independientemente
del deterioro cognitivo”, señala Kathy Stokes, directora de Programas de Prevención del Fraude, de AARP. “Estos delincuentes del fraude tienen un manual de tácticas. Y el manual funciona
contra cualquiera, sin importar la edad, la educación o cualquier otra característica demográfica”. Dicho esto, un cambio en el comportamiento financiero es “absolutamente” uno de los
primeros signos de deterioro cognitivo, señala Sarah Lock, vicepresidenta sénior de AARP para Políticas y Salud Cerebral. “Puede que notes que la persona que siempre ha sido meticulosa en
sus asuntos financieros de repente se vuelve menos cuidadosa”. Un análisis de los datos de salud de más de 81,000 beneficiarios de Medicare halló que las personas que luego fueron
diagnosticadas con demencia tuvieron más probabilidades de experimentar caídas en sus puntajes de crédito y de dejar de pagar facturas que aquellas que no lo fueron. Los problemas comenzaron
tan temprano como seis años antes del diagnóstico, según el estudio (en inglés) de la Universidad Johns Hopkins del 2020, publicado en la revista JAMA Internal Medicine.