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Cuando Maylia Tsen asumió el papel de cuidadora familiar de sus padres, una cosa se hizo evidente rápidamente: no sería capaz de satisfacer simultáneamente las demandas de su carrera (ha
ocupado puestos de alto nivel en ventas/mercadeo en Pepsi-Cola, Bausch & Lomb y Sprint). Tan solo los viajes de negocios hacían que su horario fuera impredecible de una semana a otra.
Pensando que podría aprovechar sus años de experiencia y generar un ingreso comparable, con el beneficio adicional de trabajar horas flexibles, dejó el mundo corporativo alrededor del 2005.
Tomó este salto justo cuando sus padres se mudaron de Nueva York a Laguna Nigel, California, para vivir cerca de ella. Más de 25 años después, todavía cuida a su padre, que ahora tiene 97
años (su madre murió de complicaciones de Parkinson en el 2014), y gana alrededor del 10% del salario de seis cifras que alguna vez ganó. "He renunciado a mucho", dice Tsen, quien
trabaja a tiempo parcial como tutora en internet y consultora de negocios ocasional. "Todos los problemas y desafíos para hacer malabares y llegar a fin de mes han sido duros. Tengo
breves momentos de quizás una hora o dos para mí, pero a menos que puedas pagar un cuidador, que es muy costoso, prácticamente tienes que estar con [tu ser querido] todo el tiempo. Cumplo
muchas funciones a la vez". Tsen normalmente se levanta a las siete todas las mañanas y, durante el transcurso de un día típico, ayuda a su papá a vestirse, prepara las comidas, lo
lleva a las citas y atiende sus necesidades médicas, incluyendo cuidados para sus heridas relacionadas con la diabetes. See more Salud y bienestar offers > Posiblemente la peor parte:
"He gastado todos mis ahorros, jubilación, todo", dice ella. "Tengo que seguir trabajando; no hay manera de que me pueda jubilar". La experiencia de Tsen está lejos de
ser inusual. Según un informe de AARP del 2021, casi la mitad de todos los cuidadores familiares en el país han experimentado al menos un contratiempo financiero (entre los más comunes,
recurrir a sus ahorros) debido a ser cuidador. Además, alrededor de uno de cada cinco tuvo que reducir sus gastos en atención médica o reducir la cantidad que ahorra para la jubilación.
LUCHANDO POR LA RECUPERACIÓN Maylia Tsen ha sido cuidadora de su padre durante 25 años. Recientemente celebraron el Año Nuevo lunar juntos. Cortesía de Maylia Tsen En promedio, los
cuidadores familiares dedican el 26% de sus ingresos personales a gastos relacionados con el cuidado. Uno de cada tres recurre a sus ahorros personales, como cuentas bancarias, para cubrir
gastos, y el 12% saca un préstamo o pide prestado a familiares o amigos. Algunos, como Amy Goyer, acumulan deudas de tarjetas de crédito para cumplir con las demandas financieras de ser
cuidador. Después de más de una década cuidando a su padre, que tenía Alzheimer, y a su madre, que tuvo un derrame cerebral, Goyer estaba agobiada por las deudas con intereses altos en las
tarjetas de crédito. Por consejo de abogados especializados en quiebras y asesores financieros, terminó declarándose en bancarrota en el 2019, un año después de que su padre murió. Goyer,
quien ahora tiene 64 años, todavía está intentando recuperarse económicamente y se dirige hacia sus años de jubilación sin ahorros. "Cuando te acercas a los 50 y los 60 años, deberías
enfocarte en ahorrar para la jubilación", dice Goyer, experta nacional de AARP en asuntos de la familia y el cuidado de los seres queridos. "No podía hacer eso. Así que ahora estoy
trabajando con un asesor financiero para averiguar si alguna vez podré jubilarme". "Soy una experta en el tema del cuidado familiar; he trabajado en este campo durante 40 años,
pero no soy una experta en finanzas. Seguía pensando que debería poder salir de esta situación", dice ella. En retrospectiva, señala: "Debería haber obtenido asesoramiento
financiero desde el principio. Trabajé con el asesor financiero de mis padres en sus asuntos financieros e intenté ser una buena administradora de su dinero, pero no tenía a nadie que me
dijera: 'Esto es lo que deberías hacer'".